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Por LINA BOTERO VILLA *
www.proantioquia.org.co
El momento que atraviesa el país requiere de una discusión y una reflexión urgente sobre la cultura. En el transcurso de las peregrinaciones históricas y la evolución permanente que ha tenido el concepto, perdimos, en un mar infinito de significados, el valor real de la cultura. No habrá un mejor momento que el actual para que como colectivo definamos a cuál cultura apostarle, para qué y para quién, una donde podamos mirar hacia el futuro, donde todas las miradas convergen, pero buscando profundamente en el pasado donde es más fácil encontrar las respuestas a la mayoría de los choques culturales que hoy nos tienen pensando, pensándonos.
Frente a la complejidad que supone la palabra cultura, debemos encontrar un significado con el cual todos nos identifiquemos y nos comprometamos. Hoy más que nunca debemos convertir las agitadas circunstancias de nuestra historia en relatos que nos permitan transformar muchas realidades injustas que aún conservamos de un pasado donde nos enseñaron a negar lo Otro, al Otro. Se hace necesario y urgente tomar una posición consciente respecto a las violencias estructurales propias del proyecto de la modernidad, ya que muchas de las formas en que hoy pensamos, sentimos y nos organizamos provienen de un proceso violento que empezó hace muchísimos años.
El principal reto que hoy tiene el país es reconocerse a sí mismo, que todos entendamos que entre nuestras necesidades más urgentes están las culturales, que la diversidad no es un enemigo y que, por el contrario, debemos empezar a reconocerla como una de nuestras mayores riquezas y ver en ella el escenario propicio para poner en diálogo las diferencias. Dejemos de negar la diversidad y empecemos a celebrarla.
La cultura de la Cultura es una invitación de la Promotora Cultural a reconocernos como sociedad, como país. En el pasado hemos banalizado el concepto, lo convertimos en algo genérico, un sinónimo de lo que no es, hablamos de la cultura del narcotráfico, la cultura del odio, la cultura de la innovación, entre muchas otras. Qué tal si, de ahora en adelante, empezamos a promover la cultura, pero de la Cultura: la primera como medio y la segunda como fin del desarrollo humano. La reflexión sobre la cultura debe recuperar su profundidad, debe retomar su camino, que finalmente dejemos de ver lo cultural como una actividad anodina para ocupar el tiempo libre y la entendamos como el espacio donde se estructuran todos los procesos de la sociedad.
La Promotora Cultural nace de una alianza interinstitucional privada, promovida por empresarios, organizaciones y personas conscientes del papel que debe jugar la cultura en el presente y en el futuro, personas convencidas de que las grandes preguntas debemos hacerlas hoy para definir un rumbo que se puede transformar a través de los mecanismos de lo cultural porque es el único escenario donde podemos llegar a acuerdos sobre lo fundamental. Este es un momento determinante para construir un relato esperanzador donde la cultura tenga un papel protagónico, que sirva a la vez de bálsamo y de memoria de un país que fuimos, pero que nos dé las herramientas para construir el país que queremos ser
* Directora de la
Promotora Cultural