viernes
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Por
Ferney Alonso Giraldo C.
Universidad Católica de Oriente
Teología, quinto semestre
feralogircas@gmail.com
Aunque no tan populares o mediáticas como “Usted no sabe quién soy yo”, tenemos en nuestras expresiones cotidianas dos joyas dañinas y peligrosas: “A usted qué le importa” y “Yo veré”. Es la forma verbal infantil de levantar-los-hombros.
Estas cortas frases, que a cualquier persona ofenden, son la forma más olímpica para realizar los propios deseos, sin poseer argumento que justifique el actuar. Mi ley soy yo mismo y las consecuencias de mis obras no me competen.
Estas sentencias son síntoma del tumor que afecta de manera notoria nuestro país y el cual nos ha privado de la anhelada paz, el soñado progreso y la añorada equidad. La humanidad está agonizando, pues está en desuso un órgano vital: la conciencia social.
Es la convicción por la cual cada persona se reconoce parte de un todo humano y entiende que cada acto realizado incide en los miembros del conjunto.
Máximo el confesor, teólogo cristiano de los primeros siglos, exponía la teoría de la liturgia cósmica, afirmando que los elementos de la creación están sincronizados para alabar a Dios. Incluso el hombre es un microcosmos, pues su vida es el resultado de abundantes funciones y experiencias hermosamente entrelazadas para mantener la vida.
Cuánta falta de conciencia social en aquellos que realizan con mediocridad sus trabajos. Piensan que solo ellos recibirán los efectos negativos de su pasividad, pero realmente, como un mecanismo arrollador, todos somos arrastrados por estas irresponsables actitudes.
Cuántos dolores causan los líderes que, rodeados por protocolos, oficinas y corrupción, son incapaces de escuchar el clamor de los que sin culpa alguna sufren las más terribles injusticias, pues la labor que debieron emprender eficientemente se vio truncada por el interés personal.
¿Pueden dejar de importarme las consecuencias de lo que hago? No. La basura que lance en el lugar inadecuado, el conocimiento que no profundice, la capacidad que no desarrolle, el recurso que explote indebidamente, el defecto que no corrija, absolutamente todo, repercute en los demás .
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