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Por Juan José García Posada - juanjogarpos@gmail.com
Por fin aparece un pensador optimista en el horizonte grisáceo de las discusiones filosóficas. La norma de costumbre dominante ha consistido en que el filósofo deba ser un disruptor, un antagonista de los bienpensantes, una suerte de profeta de desastres o un predicador de finales apocalípticos. Se complace con los propagadores de la actual crisis de certezas, de la difuminación de la verdad y la preparación para terribles tragedias. De la Inteligencia Artificial han dicho que es la alerta máxima por la esclavización de la especie humana. Pero hay un filósofo optimista. Es el profesor español Daniel Innerarity, quien sostiene en su más reciente libro, Una teoría crítica de la Inteligencia Artificial, que “no deberíamos plantear esto como un combate entre humanos y máquinas”. Los hombres pensantes no sucumbiremos bajo el imperio de los robots.
El poder de los algoritmos sí puede desencadenar un determinismo tecnológico y la implantación de una era de esclavitud para los humanos. Es posible que el aceleramiento de la tecnología y la Inteligencia Artificial comporte una amenaza para la libertad y demás valores democráticos. Pero Daniel Innerarity cree, muy por el contrario, que tenemos escapatoria. En una entrevista de Pedro Silverio para el portal Ethic, el filósofo bilbaíno expone su opinión, por ejemplo, ante el problema real de la sustitución de hombres por máquinas.
Respecto a este asunto crucial, dice: “Más que hablar de puestos de trabajo, deberíamos hablar de tareas. Dentro de cada puesto hay diversas tareas, y lo que será reemplazado son ciertas tareas específicas. Esto es positivo en muchos casos porque implica eliminar trabajos penosos o repetitivos. Desde una perspectiva histórica, los humanos hemos ido trabajando menos con el tiempo: pensemos en los horarios extenuantes de la Revolución Industrial o en trabajos peligrosos que sacrificaban la salud con muy poca satisfacción”.
Que sea evitable la derrota de lo humano, dependerá del comportamiento que se asuma frente a la IA. Esto lo propone Innerarity: “Si lo hacemos bien, podríamos entrar en una nueva era con menos trabajo, menos penoso y mejor repartido. Eso no solo que no es incompatible con el desarrollo de la inteligencia artificial, sino que presenta una verdadera oportunidad. Sin embargo, este cambio no será fácil: implicará reorganizar funciones y tareas y requerirá debates democráticos para gestionar los conflictos sociales que surgirán para garantizar una sociedad más justa y lo más equitativa posible“.
A Daniel Innerarity lo conocemos y leemos desde comienzos de este siglo, cuando lo invitamos a un Café Literario en El Colombiano, a instancias del Instituto de Filosofía de la U. de A. Después conversamos en Zaragoza, España. Ha sido profesor de varias universidades hispanas y europeas y autor de La filosofía como una de las bellas artes, La política en tiempos de indignación y otras obras que le han merecido premios y distinciones frecuentes. No patina en los problemas. La reflexión filosófica no puede ser un viaje al corazón de las tinieblas. ¡Por fin, un filósofo optimista!