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Por Juan David Escobar Valencia - opinion@elcolombiano.com.co
Espero que el inventario de antidepresivos no esté agotado dada la necesidad de aumentar la dosis que la absolución de Álvaro Uribe Vélez (AUV) provocó a Samper, Santos, Petro, Cepeda, Montealegre, Coronell, el ratonil exalcalde aspirante a la presidencia y hasta el ninipolítico convertido en candidato eterno, colectivos de abogados, algunas comunicadoras de radio y prensa que viven solamente para denigrar de él, y algunos: decanos y profesores universitarios, exmagistrados de altas cortes y miembros del Episcopado. También terroristas convertidos mágicamente en congresistas, y desde el infierno, Piedad y Hugo.
Me imagino el dolor nivel 15, en escala de 1 a 10, que provocó a algunos ver fallida su aspiración que AUV saliera del escenario nacional siendo encarcelado. Incluso después de la derrota vergonzosa y humillante de la fiscalía, que evidenció la profunda sevicia y mala fe con que se actuó, insiste en mantener la acción penal de una farsa judicial que lleva construyéndose desde que AUV empezó a gobernar.
Por la obsesión enconada que mueve a los más peligrosos de sus enemigos, si no logran finalmente encarcelarlo, no descartarían la opción de ver muerto a quien debilitó a los carteles narcoterroristas y les demostró a la mamertera ilustrada y a los adoctrinados por los educadores marxistas que abundan en muchos colegios y universidades, que su discurso era falso y contraproducente, especialmente contra los más pobres y necesitados. El desespero los ha llevado a inventarse cosas tan cínicas y desquiciadas que ni alguien con un “brujeril” coctelito de hongos alucinógenos podría inventárselas. Como ejemplo recuerdo lo que escribí en agosto 26 de 2019: “¿Usted qué pensaría si le dijera que estando en EE. UU. la probabilidad que le caiga un meteorito y lo mate es de 0.004%? Seguramente me diría que hay que estar “muy salado” para que en un país de casi 10 millones de km2 le caiga precisamente a usted una piedra desde el cielo infinito. Pero eso si le parece increíble, ¿qué diría si le digo que alguien puede ser afectado negativamente por un evento con probabilidad de ocurrencia del 0.0000016%? Usted me dirá que eso sí es ser bien de malas y si eso pasa es porque el universo entero está confabulado contra él. Pero no es ciencia ficción, mala estrella ni significa que deban reescribirse los libros de estadística. Si eso le sucede a alguien no es por cosas de la “mala suerte” sino por estar en Colombia y llamarse Álvaro Uribe Vélez. Ni una corrompida y surrealista versión de la teoría de probabilidades puede explicar que un juez, de los tantos jueces milicianos de las Farc que tenemos, haya decidido interceptar el teléfono de alguien en el Departamento del Chocó y misteriosamente, “oops”, mágicamente, accidentalmente, fortuitamente, sin mala intención alguna, se “equivoquen” y terminen interceptando el teléfono de Álvaro Uribe. ¡No nos crean tan pendejos!”
Como judicialmente no han podido, todavía, anular a AUV, algunos no descartarían su eliminación. Si ya no está Miguel, otro Uribe menos sería un alivio. Pidamos por su vida, la de los candidatos de la “oposición verdadera”; y la de los jueces, y sus familias, para que fallen en derecho y sin miedo, la vergonzosa solicitud de casación recién interpuesta.