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Sin energía, sin gas, sin agua y sin seguridad, lo que nos espera a los colombianos en el 2025, no es un golpe blando sino todo lo contrario. Un golpe durísimo a nuestros bolsillos y a nuestro bienestar, especialmente el de los más vulnerables.
Por Juan Carlos Manrique - jcmanriq@gmail.com
No hay más tiempo. Ya debemos aterrizar en los líos en que estamos metidos. Esto no es culpa del presidente Petro. Aunque en su mandato se han evidenciado con creces las costuras descosidas del Estado y la práctica cantinflesca de la política, como el arte de la incongruencia.
Los ciudadanos estamos entre la indignación y la sorpresa. Todos los días nos anuncian, sin inmutarse, nuevas crisis de una complejidad enorme. ¿En manos de quién estuvimos? ¿En manos de quién estamos? ¿En manos de quién estaremos? Crisis de energía. La presidenta ejecutiva de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía (Acolgen), Natalia Gutiérrez, indicó que estamos en riesgo de un apagón modelo ecuatoriano. “Una hora de apagón le costaría al país $250.000 millones por hora”, es decir, alrededor de $24 billones, es su pronóstico. El doble de lo que el gobierno pretende recaudar con la nueva reforma tributaria.
Crisis de gas. Luz Stella Murgas, presidenta de Naturgas, envía todos los días alertas sobre la crisis que vivirá el país si no se adoptan medidas urgentes para la autosuficiencia energética. En cuanto al gas natural, Murgas, ha predicho que Colombia no cuenta con suficiente combustible para garantizar el servicio continuo a toda la demanda y que el déficit de gas se volverá una realidad a partir del 1 de diciembre de 2024.
Crisis de agua. Ya en Bogotá la crisis estalló. Los racionamientos se van a multiplicar. Y nadie se pone rojo. La crisis de abastecimiento de agua no solo se debe al fenómeno de El Niño, sino también al crecimiento de la ciudad, las decisiones erráticas sobre nuevas inversiones de oferta de agua potable y la deforestación. Y muchos sostienen, sottovoce, que los acueductos del país, incluido el de Bogotá, tienen una pérdida del 30% por filtraciones de tubería. Hágame el favor. El cambio climático ha dejado sin efectividad los modelos para determinar los fenómenos climáticos. Estados Unidos lo acaba de sufrir con el Huracán Milton. Los patrones de lluvia son cada vez más erráticos.
Crisis de seguridad. Ya perdimos Arauca. Estamos a tres segundos de perder Cauca. Toda Colombia podría ser ciudad gótica. El hampa y la delincuencia se tomaron las calles de municipios y departamentos. Los ciudadanos han abandonado los espacios urbanos y rurales para confinarse en sus hogares, igualmente inseguros. Eso que llaman los escritores, las angustias de cada ciudadano con su entorno. La ciudad gótica es un espacio de pesadilla que amenaza el sentido de identidad a más no poder.
Y la lista continua. La crisis fiscal, la humanitaria, la de Ecopetrol, la de la salud, la de la educación. En fin. Sin energía, sin gas, sin agua y sin seguridad, lo que nos espera a los colombianos en el 2025, no es un golpe blando sino todo lo contrario. Un golpe durísimo a nuestros bolsillos y a nuestro bienestar, especialmente el de los más vulnerables. No perdamos el tiempo valioso y escaso, en discusiones parroquiales, estériles, insulsas, cargadas de ideologías corrosivas e inquisidoras. La montaña esta de frente. El avión vuela a muy baja altura. No hay más tiempo.