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Por José Guillermo Ángel R. - memoanjel5@gmail.com
Estación Aristóteles, a la que llegan los que entienden que el mundo no es más que sujeto (lo que existe), verbo (la acción que acomete) y predicado (el contexto en el que se da el hecho). Y a estos los siguen los que clasifican seres según la familia (su condición de diferencia, materia y forma), el género (masculino o femenino) y los subgéneros que serían meros accidentes (asuntos variables); acompañados por los que construyen jardines botánicos (plantas comestibles, medicinales y ornamentales), zoológicos (estudio de los cuerpos, manejo de las extremidades y la boca, y forma de criar a sus cachorros), a más de la anatomía humana (de donde nace la palabra animal, que tiene ánimo) y su relación con los tres cielos (el sublunar -la Tierra, bajo la Luna-, el supra lunar -lo que vemos hasta Saturno- y el empíreo habitado por el motor que mueve sin ser movido), lo que ya implica que hay una ética natural con un comportamiento que establece órdenes, espacios y momentos, y por ello la naturaleza puede ser comprendida y servir de ejemplo en lo macro y en lo micro, y en los métodos a seguir para llegar a un justo medio que evite los excesos. Hasta aquí lo que entendió Avicena, que leyó la filosofía de Aristóteles cuarenta veces.
Y el asunto sigue en dos libros escondidos por mucho tiempo: La gran moral y la ética a Eudemo, que establecen que no hay más posibilidades que las que da la Tierra y con base en ella es que entendemos el resto del universo. En palabras de Michio Kaku, nuestro conocimiento está terroformado y cualquier intento de pensar distinto no es más que mera fantasía. Pero parece que esto no ha sido entendido y, en esta ignorancia, destruimos nuestro hábitat, tanto el físico como el mental, fomentando meros deseos y no realidades construibles, como bien serían las ciudades seguras (centro de conocimiento) y el cuidado permanente del otro y lo otro (la política).
Y es que olvidamos (o no queremos ver) lo evidente: sobre qué causa material se trabaja conociéndola bien, quién es eficiente para hacerlo sin cometer errores, qué resultados marginales calculamos y para qué lo hicimos. Y quizá este sea el problema moderno y político: que lo material lo trabaja cualquiera, que la resultante no se analiza con sus relaciones externas y que la prepotencia (un yo enfermo) está por encima de cualquier evento. Así, el animal que tenemos dentro devora la razón y nos achiquita. Y entonces nos destruimos antes de que llegue el aerolito.
Acotación: la materia es un compuesto entero y su forma las variables que presenta para su uso (un lápiz es un grafito para escribir, sacarle punta, guardar en un cajón, llevar en un bolsillo, señalar, exhibir etc.) Bueno, Aristóteles creó la primera biblioteca pública, centro de saber también en peligro de extinción.