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Columnistas | PUBLICADO EL 08 febrero 2019

India, una disyuntiva sobre el Desempleo

Por Kaushik Basu

India tiene una crisis laboral, y el gobierno preferiría que usted no se diera cuenta. El mes pasado, modificó apresuradamente la Constitución para reservar un 10 % de todos los cargos gubernamentales para los “económicamente débiles”. Pero definió a los “económicamente débiles” como personas de un hogar que gana menos de 800.000 rupias, aproximadamente US$ 11.200, al año o que son dueñas de un pedazo de tierra muy pequeño. Y, como ha argumentado el sociólogo Sonalde Desai, eso es igual a aproximadamente al 95 % de la población de la India.

Una cuota que incluye prácticamente a todo el mundo significa poco. Pero la nueva cuota del 10 % es aún peor que eso: contiene una advertencia que excluye explícitamente a las personas que pertenecen a las castas desfavorecidas de la India, que se benefician de otras medidas de acción afirmativa.

¿Cómo llegó la India a este punto, especialmente bajo la vigilancia del Primer Ministro Narendra Modi, quien llegó al poder en el 2014 en parte con base en las promesas de crear más empleos? En ese entonces, el manifiesto de su partido Bharatiya Janata llamó a la fuerza laboral de la India “el pilar de nuestro crecimiento”.

Según datos revelados por el Buró Laboral, una rama del Ministerio de Trabajo y Empleo, el desempleo en 2013-14 era 4.9 %. Pero un estudio no revelado por la Oficina Nacional de Encuestas (NSSO), una agencia gubernamental que realiza investigaciones a gran escala, ha colocado la cifra para 2017-18 en 6.1 %, el punto más alto en 45 años

Medir el desempleo es inherentemente difícil en la India. Una razón es que la definición estándar de lo que es empleo -estar empleado regularmente por cierto número de horas y con un salario regular- viene de las naciones industrializadas. Sin embargo, según varios informes, más del 80 por ciento de las personas que están trabajando o buscando trabajo están en el sector informal, muchos de ellos haciendo trabajos varios para múltiples empleadores. Su actividad es demasiado complicada para ser medida con precisión.

Para empeorar las cosas, y alimentando la especulación de que la situación de desempleo en India es incluso más grave de lo que se sospecha, el gobierno ha ocultado datos oficiales sobre empleos. Los dos miembros de la NSSO que no eran funcionarios del gobierno renunciaron esta semana, en protesta por la decisión de no divulgar los resultados.

La otra fuente oficial a la que los economistas han recurrido tradicionalmente son las estadísticas de empleo de la Oficina de Trabajo. La oficina había estado publicando estos datos regularmente durante casi una década, hasta 2016, cuando el Ministerio de Trabajo decidió repentinamente interrumpir la serie.

Este bloqueo informativo no es característico para India, que ha sido elogiado, incluso por el economista ganador del premio Nobel Angus Deaton, por desempeñar un papel pionero, a nivel mundial, en la recopilación de datos estadísticos.

Ahora, los analistas tienen que confiar en otras fuentes, evidencia indirecta y estudios privados. Los hallazgos de aquellos son alarmantes.

Según el “Estado de la India Trabajadora 2018”, el desempleo juvenil en la India ahora es del 16 %. Las mujeres tienen apenas el 16 % de los empleos en el sector servicios. En 2011, solo el 13 % de los funcionarios superiores, legisladores y administradores eran mujeres; para el año 2015, la cifra había bajado a 7 %.

La tasa de crecimiento de la India sigue siendo robusta, pero los beneficios del crecimiento del país se han concentrado casi completamente en la cima, con implicaciones sombrías para las clases trabajadora y media baja, las mujeres y los jóvenes.

Estos efectos no son sólo los resultados accidentales de la decisión del gobierno, por ejemplo, de desmonetizar ciertos billetes en el 2016 o transformar el sistema tributario indirecto en el nuevo Impuesto de Bienes y Servicios. La desigualdad ha crecido, de muchas formas, según un informe reciente.

La política económica del gobierno de Modi se ha enfocado de manera desproporcionada en unas pocas grandes corporaciones, ignorando pequeñas empresas y comerciantes, el sector agricultura y la mayoría de los trabajadores. Los resultados se están empezando a ver.

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