Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Los tiempos actuales son mucho más jacobinos y su visión más terrorífica. Estamos en manos de inquisidores de tuit analfabetos, que tiran de Wikipedia para todo y que reescriben la historia sin criterio.
Por Humberto Montero - hmontero@larazon.es
Por fin se ha destapado el pastel: Mary Poppins, la pizpireta niñera a la que traía el viento del Este aupada en un paraguas, es una racista de manual. Todo por permitir en la trama el uso de expresiones vejatorias a los khoikhoi, uno de los primeros pueblos en habitar el Cabo de Buena Esperanza, allá en Suráfrica.
Hasta la fecha, los revisionistas habían creído ver en la inveterada institutriz a una activista ácrata, que llega del “Este”, donde el comunismo arraigaba, para denunciar el feroz capitalismo patriarcal que rige en el seno de la familia Banks con ayuda de un deshollinador igualmente anarco-bohemio.
Sin embargo, los tiempos actuales son mucho más jacobinos y su visión más terrorífica. Estamos en manos de inquisidores de tuit analfabetos, que tiran de Wikipedia para todo y que reescriben la historia sin criterio. Por eso, la Junta Británica de Clasificación de Películas ha elevado la clasificación de edad de “Mary Poppins” a “supervisión parental” debido a un lenguaje que considera discriminatorio, 60 años después del éxito de la película.
El cambio de la clasificación se debe a un término “hotentote” utilizado por el Almirante Boom para referirse a los niños de la película cuando sus rostros están ennegrecidos por el hollín. Al parecer, la palabra “hotentote” era utilizada de forma despectiva para los khoikhoi por parte de los bóers, los colonos holandeses. Su significado era “tartamudo”.
La estupidez no conoce fronteras. Conocer la historia no debe llevarnos a reescribirla con el retrovisor. Claro que los romanos acudían al circo a ver combates a muerte, pero en contadas ocasiones. El Coliseo se construyó para servir de espacio a la celebración de luchas de gladiadores (munera gladiatoria) y venationes o cacerías, además de algunas naumaquias (recreaciones de batallas navales). Además, la esclavitud era uno de los pilares del mundo romano y no por ello derribamos sus anfiteatros, foros, plazas, puentes, acueductos y templos. Los egipcios, sumerios, asirios, mexicas, mayas e incas, así como en la antigua Japón y China, entre otros lugares, engordaron sus imperios gracias a la esclavitud y no tumbamos su legado.
Durante más de 400 años, 15 millones de hombres, mujeres y niños fueron víctimas del comercio de esclavos africanos, principalmente por cuenta de británicos, portugueses y holandeses, pero también de franceses y españoles, donde la esclavitud en Cuba no se abolió hasta 1880, poco después que en las colonias inglesas (1838).
Según una investigación del Rijksmuseum, el museo nacional de los Países Bajos, todavía en 1770 el comercio de esclavos en el Atlántico suponía el 5,2% del PIB del país y el 10,3% de la provincia más rica, Holanda, sin contar con la trata en Asia. Gracias en buena medida a la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales, fundada en 1621.
La monarquía inglesa se benefició directamente durante siglos del comercio de esclavos en todas sus colonias como prueban documentos de 1689, que muestran las acciones que le correspondían a Guillermo III en la Royal African Company, que esclavizó a miles de africanos.
Necesitaría mil columnas más para tratar el racismo y la esclavitud a lo largo de la historia, con capítulos especiales para el exterminio belga en Congo, y lo ocurrido en la África del Sur de los hotentotes, donde los británicos fundaron los primeros campos de exterminio contra los bóers holandeses, que luego copiaron los nazis.
Así es la historia, llena de matices para todos. Conocerla es crucial para no cometer los mismos errores, no para vivir en el pasado.