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A propósito de la entrevista a Federico

No podemos caer en la misma narrativa del gobierno nacional: como si el sector privado fuera un enemigo.

hace 4 horas
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  • A propósito de la entrevista a Federico

Por Felipe Vélez - opinion@elcolombiano.com.co

Estuve viendo la entrevista que le hizo Luz María Sierra, directora de este diario, a Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín.

Creo que lo que me motivó a escribir este artículo fue, quizás, que ante las críticas al anuncio del Mar de Medellín o del estadio, quedó la sensación de que hay gente a la que “no le gusta nada”. Y no es así. Precisamente, lo que ha caracterizado a Medellín es su capacidad de construir sobre lo construido. Esa ha sido la clave de su desarrollo: gobiernos sucesivos —incluido el de Federico— que han sabido dar continuidad a los proyectos de ciudad.

Pero hay que decirlo con claridad: las soluciones a muchos de los problemas estructurales que arrastra Medellín siguen pendientes.

Lo primero es que, efectivamente, estas obras no estaban en el plan de desarrollo. Y las prioridades de la ciudad —sus grandes problemas— no han cambiado desde que ese plan fue aprobado hasta hoy.

Además, si los recursos que están entrando se están duplicando, eso tampoco es una sorpresa. Se sabía que iba a haber más ingresos por la puesta en operación de las turbinas de Hidroituango, por el superávit y los recursos de capital. El aumento del predial y del impuesto de industria y comercio supera el 20%. Eso demuestra que hay esfuerzo, sí, pero también que hay margen para ser más ambiciosos y modernizar el catastro, lo que incluso ayudaría a dinamizar el tema de la vivienda

Por eso es importante establecer para dónde vamos. Como ciudad y como área metropolitana.

Y eso ya está trazado:—el plan rector de expansión del Metro— necesitamos una línea de metro subterránea, varios metrocables y empezar el tren del río—, el plan maestro del José María Córdova— cuesta 22 billones de pesos, y la alcaldía podría avanzar con la compra de los predios—, el Plan de Ordenamiento Territorial que recoge una cantidad de obras de corto, mediano y largo plazo, entre otros.

Cualquier obra que se anuncie siempre será recibida con mucho entusiasmo, pero debería hacer parte de las soluciones, para que trascendamos nuestros problemas y que la lucha contra el hambre y los programas sociales para superar las brechas sociales no se perpetúen. El tiempo de transición ya pasó.

Todos necesitamos que a Fico le vaya bien, si a él le va bien a Medellín le va bien. Y no me refiero a su popularidad —que ya la tuvo en su primera alcaldía—, sino a que esta vez pueda resolver los grandes problemas de Medellín. Porque si no lo hace, el riesgo es que regrese otro Quintero, con un discurso populista, a poner en peligro los avances de la ciudad.

Recientemente, se han anunciado un plan de vivienda de 3.000 unidades, el programa Mi río y mis quebradas, la piscina de olas del Juan Pablo II o Mar de Medellín, y la ampliación del estadio. Todo eso, por supuesto, debió haberse incorporado desde el inicio en el plan de desarrollo.

En ese sentido, debemos ser más ambiciosos con la vivienda. Los ingresos no le alcanzan a los ciudadanos para los costos de los arriendos o resolver el problema de la falta de vivienda. Hoy tenemos cajas de compensación con cuantiosos recursos. Debería haber un esfuerzo conjunto entre la Alcaldía y esas cajas para atacar de fondo el déficit habitacional. La propia administración ha reconocido que ese problema viene desde los años ochenta, y que la presión sobre las laderas es incesante, no por eso lo podemos dejar sin solución. Hay que construir vivienda formal en la parte plana, proteger el río, evitar ocupaciones de cauce y gestionar el riesgo.

Tampoco puede ser que no se pueda hablar de espacio público porque “lo ocupan los habitantes de calle”, o de vías soterradas porque “se inundan”.

Si esos son los problemas, hay que resolverlos. Claro que es un avance importante lo de mi río y mis quebradas, pero hace falta una verdadera “ciudad esponja”, una Medellín permeable más con más árboles y espacios verdes que permitan absorber el agua.

Y sobre el Mar de Medellín y el estadio Atanasio Girardot: creo que proyectos de ese tipo no deberían hacerse con recursos públicos, esos recursos hacen mucha falta. De que sirve decir que se construyen con la plata que necesitamos para las soluciones, si estas iniciativas podrían hacerse con recursos privados, como ocurre en cualquier ciudad moderna.

El alcalde dijo en la entrevista que el problema era que los privados tendrían la concesión del estadio por más de treinta años. ¿Cuál es el problema? El estado tiene que desarrollar la infraestructura donde no hay posibilidad de negocio, donde hay una falla de mercado, y utilizar los recursos públicos con inteligencia; como dice el libro Colombia Ganadora, producto de la estrategia emergente; este país se ha desarrollado exitosamente en donde se ha aliado con el sector privado; en temas de infraestructura, energía, salud, pensiones.

No podemos caer en la misma narrativa del gobierno nacional: como si el sector privado fuera un enemigo. Donde participa el sector privado surgen sinergias, eficiencia y hechos positivos.

Los riesgos que mencionó el alcalde sobre el estadio —venteros, control de los equipos de fútbol— se pueden negociar. Igual habría que hacerlo incluso si se construye con recursos públicos.

No olvidemos que el mejor regalo para Medellín es que cada alcaldía construya un pedacito más de ese gran proyecto de ciudad que todavía nos falta, de esa visión compartida.

Creo que llegó la hora de que la ciudadanía, como ocurrió a finales de los 90 con el plan estratégico de Medellín, emprenda una discusión seria de propósito y de prioridades que trascienda no solo este periodo de gobierno, sino, ojalá, las próximas tres o cuatro alcaldías.

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