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Columnistas | PUBLICADO EL 30 mayo 2021

Están asfixiando a colombia

Por Federico Gutiérrez Zuluaga @FicoGutierrez

La violencia y la destrucción económica que le están causando al país los que se encubren bajo el manto de las manifestaciones ciudadanas para hacer daño y precipitar una crisis institucional generalizada, no pueden tener respuesta distinta a la autoridad del Estado para hacer prevalecer el interés común por encima de los intereses particulares y el derecho a la vida, a la libre empresa, al trabajo y a la libre movilización de todos los colombianos.

Esta semana presenciamos aterradores hechos de violencia como la quema del Palacio de Justicia en el municipio de Tuluá, Valle del Cauca, y acciones vandálicas contra los bienes públicos y privados en ciudades como Bogotá, Pereira, Cali, Popayán y Medellín. Son actos criminales que se acercan más a formas de terrorismo urbano planeado, coordinado y financiado que a simples actos de protesta. Estos acontecimientos no son fortuitos, pues representan lo que unos pocos quieren para el país: destruirlo y verlo en llamas.

Adicionalmente, los paros y bloqueos que persisten en lugares estratégicos profundizan una crisis económica y social en la cual deberíamos estar todos enfocados, pues la reactivación económica es la principal vía para superar las graves afectaciones de la pandemia. Según recientes cifras de la Cámara de Comercio de la Construcción –Camacol–, cada día de bloqueos en el país pone en riesgo la estabilidad laboral de 31.000 empleados, además de los 850.000 trabajadores del sector que se han visto ya afectados. Así mismo, el sector estima pérdidas por 3,1 billones de inversión y 1,5 billones del valor agregado que la construcción aporta a la economía colombiana. Sumado a estas cifras, el Gobierno Nacional estima que el sector comercio tendrá pérdidas superiores a los 2,2 billones y que las del agro serán mayores a los 1,7 billones en el último mes.

Creo que como sociedad debemos comenzar a reflexionar alrededor de preguntas como ¿a quiénes les interesa poner en jaque al Estado y a las instituciones democráticas que en lugar de destruir debemos mejorar y fortalecer? ¿Quiénes ganan con una crisis generalizada en la que los colombianos más vulnerables son los que terminan pagando las consecuencias de la pobreza, el desempleo, el coronavirus y la violencia? ¿A quiénes les conviene profundizar los problemas del país en lugar de buscar acuerdos y alternativas de solución mediante el diálogo, la razón y el respeto por la vida? ¿Quiénes tienen el interés de abrir un nuevo ciclo de odio y violencia en Colombia?

Sin lugar a duda existe una minoría de delincuentes, organizaciones criminales y oportunistas políticos que quieren asfixiar al país económica, política y socialmente, pues la única forma de lograr sus objetivos es a través del caos y la incertidumbre producida por el desabastecimiento en las ciudades, la escasez y la inseguridad alimentaria, la quiebra de los campesinos por la pérdida de sus cosechas, el incremento del desempleo y la destrucción de las micro, pequeñas y medianas empresas que luchan por sostenerse en medio de la crisis y las circunstancias adversas.

Insisto en que todos los sectores del país debemos cerrar filas alrededor de lo fundamental en este tiempo: la vacunación masiva, la reactivación económica, la atención prioritaria a los más golpeados por la pandemia, la autoridad y la firmeza con quienes desean destruir el país, y por supuesto la superación de los problemas más profundos por los que millones de colombianos reclaman de manera pacífica ¡Estoy convencido que la conciencia colectiva y el compromiso de todos está a favor de los cambios, pero sin violencia!

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