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Columnistas | PUBLICADO EL 06 abril 2020

ES TIEMPO DE COSECHA

Por SANTIAGO MOLANO

santiago@dinamoconsulting.co

Hace años llegó por primera vez a mí el concepto de la existencia de un orden perfecto del universo y del plan de amor del padre (¿cuál padre? Dios, universo, el nombre no es importante, no hablo desde las creencias, no hay que creer en nada para reconocer que existe algo más grande que nosotros). Me ha tomado muchos años comprender lo que esto significa. Empecé con enorme dificultad a renunciar a la comodidad de la idea del azar y a entender que ese orden perfecto del universo se expresa en todo cuanto existe y sucede, de manera tal que la suerte y el azar en realidad solo existen en la mente del ser humano.

En el universo no existe el caos, solo existen procesos pedagógicos cuyo único propósito es la evolución y el despertar de la conciencia, que no es más que la capacidad de reconocer ese plan de amor manifestado en nuestra propia realidad.

Hoy, el universo nos invita a parar este ritmo frenético, esta sed de conquista, esta insondable banalidad. Hoy nos invitan a volver a la casa, es decir a nosotros mismos.

Es tiempo de cosecha, de ver los resultados que hemos generado, de conocer lo que hemos sembrado en nuestra vida, la relación de pareja, la familia, los hijos, las relaciones que hemos creado; es hora de ver nuestro cuerpo y cómo lo hemos tratado, pues la salud tampoco responde al azar como cómodamente hemos creído; es hora de ver el manejo que le hemos dado a los recursos; es hora de evaluar el servicio que le hemos prestado al planeta, puesto que en esta vida la siembra es voluntaria pero la cosecha es obligatoria, así que nuestra la realidad es solo el resultado de lo sembrado por acción u omisión.

Es momento de enfrentarnos con nosotros mismos, no podemos seguir huyendo, persiguiendo metas, buscando sueños, obnubilados tras la quimera mentirosa de la búsqueda de la felicidad. Llegó la hora de hacer balance. No es tiempo de soñar, es tiempo de vivir de cara al mundo que hemos construido y de hacernos responsables de lo que a cada uno le corresponde para transformarlo.

Llegó la hora de limpiar no solo nuestras manos, sino nuestra mente, de todo lo que nos separa, nos divide y nos empobrece, es tiempo de valorar lo que tenemos, en vez de perseguir lo que queremos.

Es el momento de enfrentar el miedo, el universo solo nos quita lo que no necesitamos, nos invita a morir a lo que no somos y a renacer a nuestra verdadera naturaleza, a ese enorme potencial que vive en nosotros para que se exprese sin condición alguna. Llegó la hora de comprender por fin que amar, significa aceptarnos y respetarnos como somos, llegó la hora de ser humildes y reconocer la sabiduría del universo por encima de la ignorancia de nuestro ego.

No le pidamos a Dios que esto pase, sino que podamos comprender para qué está pasando, entonces podremos encontrar tierra fértil para sembrar una nueva humanidad.

Es hora de aprender a servir, ahí donde nos corresponda, es hora de entender que la libertad solo existe en nuestra mente y empezar a ejercerla para renunciar a la forma absurda como hasta ahora hemos habitado este planeta. El universo le está hablando con firmeza a nuestra a vanidad, ambición y egoísmo. Es hora de comprender que si no hemos sabido ser felices con lo que tenemos, tampoco sabremos serlo cuando tengamos eso que creemos que nos hace falta.

Este es nuestro momento, la responsabilidad es de cada uno .

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