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Se posesionó Petro y en su discurso afirmó: “Hoy empieza la Colombia de lo posible”, principalmente de la paz y la igualdad. Buscó dar tranquilidad y mostrar mesura; si bien tiene planteamientos importantes y positivos, otros no se trataron o fueron poco claros.
Cumplir el Acuerdo de Paz y las recomendaciones del informe de la Comisión de la Verdad constituyen un paso importante después de un gobierno que despreció el Acuerdo y dicha Comisión. La inversión, el crecimiento y el desarrollo de varias regiones requieren de la paz, el camino para dejar atrás lo comentado por el escritor Juan Gabriel Vásquez: aún después de seis millones de muertos, heridos y desplazados, “la política pareciera ser la continuación de la guerra”.
La búsqueda de una sociedad menos desigual es fundamental por razones sociales y económicas. Esto requiere de mayor igualdad de oportunidades, especialmente en educación; además, políticas fiscales que lleven a una redistribución del ingreso entre diferentes poblaciones, como los más pobres de los pobres, los que están en pobreza extrema y la clase media que la pandemia hizo trizas. El Nobel de Economía Amartya Sen señala que las privaciones son fracasos de los arreglos sociales, políticos y económicos y Shafik, de la London School of Economics, planteó que estas épocas de transformaciones requieren que individuos, empresas, sociedad civil y Estado contribuyan a un sistema de beneficios. Ambas consideraciones aplican para las reformas sugeridas por el presidente en la búsqueda de igualdad.
En el discurso hay tres planteamientos adicionales: la legalización de la droga, un futuro más verde y la igualdad de género. El primer punto favorecería la paz, el desarrollo rural, el manejo macroeconómico y la lucha contra la corrupción; esto implica superar diversos intereses y prevenciones de Estados Unidos y países europeos. Un futuro más verde requiere más que reforestación y transición energética, tal como lo mostró la Misión Verde de Santos; la complejidad del momento por el que atraviesa Europa en relación con el próximo invierno y los problemas de abastecimiento de gas por la guerra ponen de manifiesto la necesidad de tener escenarios de largo plazo; el presidente se cuidó de no mencionar el petróleo y el carbón. Y la igualdad de género tiene al menos dos prioridades: el desempleo de mujeres jóvenes y aumentar la participación política de las mujeres en las próximas elecciones regionales.
Existe una compleja realidad macroeconómica que hace necesario evitar una caída de la economía: el déficit fiscal y comercial, la inflación y el contexto internacional; por esto, la reforma tributaria no debe financiar solo las propuestas de campaña. Estas restricciones no se mencionaron y resultarán determinantes en el futuro inmediato.
Ojalá el tono mesurado y tranquilizador del discurso de posesión sea el que marque su período. ¿O será el del revolucionario, la lucha de clases y el estatismo que describe en su libro Petro: una vida, muchas vidas? Eso está por verse en estos primeros cien días