<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
Síguenos en:
x
Columnistas | PUBLICADO EL 14 septiembre 2021

EL SUPERIMÁN

Por humberto monterohmontero@larazon.es

La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. A un precio desbocado últimamente, habría que añadir, a consecuencia del creciente coste de los combustibles, tanto del gas natural como del petróleo. En Europa, como somos más chulos que nadie, estamos en pleno proceso de electrificación limpia, sin quemar carbón, para entendernos. La consecuencia es que los consumidores de todo el continente y sus islas anejas están pagando el kilovatio hora cuatro veces más caro que hace un año, lo que encarece todo, desde el pan hasta las exportaciones.

Es evidente que las actuales tecnologías de generación eléctrica verdes no son suficientes. Por eso, el gran reto de nuestro tiempo es lograr una fuente inagotable y no contaminante de producción para un mundo donde la energía es crucial. Y en ese terreno acaba de anunciarse un gran avance. Un gran electroimán superconductor de alta temperatura que ha sido llevado hasta una intensidad de veinte teslas, el campo magnético más poderoso de este tipo jamás creado en la Tierra.

¿Y eso para qué sirve? Pues algo así como para embotellar la energía del sol en las centrales de fusión. No leerán esta noticia en muchos sitios, salvo por aquí, en la Prensa seria. Lo digo por todos aquellos que aseguran que las redes e internet nos están matando. Nada más lejos de la realidad, los medios de verdad son más necesarios que nunca para alejarnos de las frivolidades y las noticias falsas. Al menos para quienes, como ustedes, desean vivir en la comprensión del mundo que les rodea y desechan la ignorancia. Pero volvamos al meollo.

El avance, realizado por el MIT estadounidense, ayudará a acumular más energía que la que pueda consumir la primera planta de fusión, algo que se prevé para 2026, más o menos. La fusión es el proceso que impulsa al Sol y consiste en la unión de dos átomos pequeños de hidrógeno para formar uno más grande de helio, liberando cantidades ingentes de energía. Pero esta fusión requiere temperaturas muy superiores a las que podría soportar cualquier material sólido. Para capturar la fuente de energía del Sol se necesita crear un campo que contenga esa energía tan caliente —a 100.000.000 grados centígrados o superior— de forma inmaterial, para que no se funda el continente, y sin contacto con nada sólido.

La mejor opción es crear intensos campos magnéticos, que forman una especie de sarcófago invisible para contener la sopa caliente de protones y electrones llamada plasma. Debido a que las partículas tienen una carga eléctrica, están fuertemente controladas por los campos magnéticos, y la configuración más utilizada para contenerlas es un dispositivo en forma de rosquilla llamado tokamak, un acrónimo ruso.

La mayoría de estos tokamak produce los campos-contenedores utilizando electroimanes convencionales de cobre. Sin embargo, el otro proyecto de fusión en curso —el europeo Reactor Termonuclear Experimental Internacional (ITER), en el que participan también EE. UU., Rusia, China o Japón y que está situado en el sur de Francia— ya tiene un nuevo electroimán capaz de levantar un portaaviones. Estos nuevos campos más intensos favorecen que esos sarcófagos invisibles necesiten cuarenta veces menos espacio, algo crucial para el éxito de las futuras centrales.

¿Qué ganaremos con la fusión? A diferencia de la fisión, que produce residuos radioactivos, la fusión ofrecerá energía limpia casi ilimitada por necesitar, como combustible, agua, un recurso muy abundante en la Tierra. Aunque llevamos casi un siglo tratando de descubrir cómo crear y manipular soles minúsculos aquí abajo, los científicos siguen avanzando sin desmayo. Estas cosas son las que importan y no reescribir el pasado y tirar estatuas de héroes o cosas parecidas. Eso es para los idiotas

Humberto Montero

Si quiere más información:

.