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Columnistas | PUBLICADO EL 15 septiembre 2021

El misterio de Álvaro Tirado

Por ALBERTO VELÁSQUEZ MARTÍNEZredaccion@elcolombiano.com.co

Cuentan que alguna vez el papa Juan XXIII, antes de ser elegido pontífice, le comentaba a un amigo confidente que si llegaba al papado tenía tres incógnitas por clarificar: : El tercero de los secretos de los pastorcitos de Fátima, la real riqueza del Opus Dei y la pobreza y humildad de los jesuitas. Ahora, Álvaro Tirado Mejía, en su obra El presente como historia, añade un misterio más, aparecido en nuestra parroquia. Y ese misterio, entre los muchos recuerdos políticos que consigna en su estupenda obra, se relaciona con los amores de la artista Libertad Lamarque con un “importante empresario de mi ciudad, Medellín”.

Álvaro, quien compartió mesa con la diva en una encopetada cena bonaerense, deja al lector en suspenso, al no revelar el nombre del don Juan criollo. Afloran las especulaciones sobre el galán furtivo. Sus lectores quedan a la expectativa de que en algún momento suministre algunas pistas que puedan llevar a despejar esa curiosidad morbosa que para los de edad otoñal puede ser más seductora que la de Juan XXIII sobre los misterios que se ahogan en los laberintos vaticanos. Ya amigos y contertulios barajan nombres de candidatos a esta divertida aventura colombo-argentina, de patriarcas ojialegres, que asistían temprano a misa en la Candelaria y luego en las noches desfogaban en algunos lupanares cercanos al viejo bosque de la Independencia.

Esta deliciosa anécdota en el texto de Álvaro Tirado, fuera de la sacudida que le dio al cardenal López Trujillo en algún tropezón en Medellín, sirve de paréntesis, que no rompe la armonía de su narrativa histórica, precisa y de gran valor humano y político. Relata en su obra su juventud universitaria, que marchó de la mano de sus lecturas de Voltaire, Sartre, Camus y panfletarios paisas como Ñito Restrepo y el Indio Uribe. Su amplio ejercicio en la diplomacia, sus cercanías y lejanías con expresidentes de la República. Su admiración por López Pumarejo, sobre quien escribió una estupenda biografía, y por López Michelsen. Cercano a Belisario Betancur en su vasta cultura humanística. Analiza los bandazos diplomáticos de Colombia en sus difíciles relaciones, de encuentros y desencuentros, con Cuba. Los procesos de paz insinuados, fracasados y medianamente logrados. Sus desavenencias con Álvaro Gómez. Confiesa Tirado Mejía que fue partidario del proceso de negociación con las Farc y votó afirmativamente el plebiscito. Relata sus documentadas intervenciones como defensor de los derechos humanos, aventura corrida con algunos compañeros sacrificados por la brutalidad de los intolerantes.

A medida que se pasan hojas del texto, el lector se topa con hechos de la reciente historia nacional, forrada de rica narrativa y sobresaltos. Revela al desnudo su talante y matrícula en un liberalismo contestatario y librepensador, divorciado, pero tolerante y comprensivo, de la filosofía conservadora progresista, como fue la de su padre Luis. Es un libro elaborado por un historiador riguroso, un académico de comprobada idoneidad y probidad ética, comprometido con la verdad. Y que supo ponerle picante a sus relatos con los encantos de Libertad Lamarque, que sedujeron a algún empresario paisa de aquellos que revolvían las cuentas del rosario con las cuentas de los balances financieros

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