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Por Humberto Montero - hmontero@larazon.es
La liberación de la adicción del mundo al petróleo está cada día más cerca. No ha sido fácil, pero los procesos de electrificación en las economías más potentes y en buena parte de las emergentes, con China a la cabeza, para acabar con el consumo de crudo -también de gas y de carbón- y cumplir con los compromisos del cambio climático van a adelantar el pico de la demanda global de estos combustibles.
Así lo ha vaticinado al menos la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que considera por primera vez que la cresta de la demanda global de combustibles fósiles comenzará a declinar antes de 2030, a la vuelta de la esquina.
En concreto, el director ejecutivo del organismo, Fatih Birol, aseguraba esta semana en un artículo publicado en el diario Financial Times que ya se vislumbra el fin del voraz apetito global por el crudo y sus hermanos altamente contaminantes. El informe anual de la AIE, que se publicará en octubre, mostrará que “el mundo está en el umbral de un punto de inflexión histórico antes de lo esperado”, según adelantó Birol.
“Esta es la primera vez que el pico de demanda está a la vista para cada tipo de combustible (fósil) durante esta década”, recalcó el directivo, en base a las actuales medidas acordadas por países de todo el mundo y sin necesidad de tener en cuenta “nuevas políticas climáticas”.
El cambio está principalmente motivado por el crecimiento de “tecnologías de energía limpia como paneles solares y vehículos eléctricos”, los “cambios estructurales en la economía china” y “las ramificaciones de la crisis energética global”, describió el director de la AIE.
Pese a todo, Birol alerta de que las proyecciones de declive de la demanda no están “ni siquiera cerca de ser suficiente” para lograr el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados respecto a niveles preindustriales. “Eso requerirá medidas más potentes y rápidas”.
La AIE anticipa, además, que el declive de la demanda no será lineal, sino que se producirán picos, caídas y mesetas. “Las olas de calor y sequías pueden provocar incrementos temporales en la demanda de carbón”, indicó el directivo, quien subrayó -ojo al aviso, Petro- que sus predicciones “no eliminan la necesidad de invertir en la producción de petróleo y gas” porque “los declives naturales en los campos de extracción existentes pueden ser muy pronunciados”.
Este anuncio es más que relevante no sólo por la salud del planeta, que necesita un cierto alivio sin histerismos, sino sobre todo por la salud de las economías más dependientes del crudo y del gas, como las europeas, a excepción de Noruega, que cuenta con ingentes recursos de hidrocarburos. Más aún si tenemos en cuenta que los suministros de crudo y gas rusos siguen siendo una piedra en el zapato europeo. Porque, aunque no lo crean, España es tras China el país del mundo que más gas natural licuado ha importado de Rusia en lo que va de año y así, claro, es muy complicado sacar a Putin del Kremlin.
Bienvenido sea pues el anuncio para nosotros y para todo el planeta que, no obstante, seguirá necesitando del gas y el petróleo durante mucho, mucho tiempo más. Para alivio de todos ustedes también.