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Columnistas | PUBLICADO EL 25 abril 2022

El “entrampamiento social”

Quieren que creamos que los victimarios son víctimas y que lo ocurrido no ocurrió: “¿verdad qué no?, ¿o a qué sí?”

Por Juan David Escobar Valencia - redaccion@elcolombiano.com.co

“Lo que yo decía, señor juez, ahí está el detalle, como yo dije, qué casualidad, por un perro que a lo mejor era gato”..., “y ora de que no y que sí y que a lo mejor; ¿y ora, ya llegó?, pues, total, yo creo, ¿no?”..., “claro que llegó, ¿a poco yo iba?, y luego el prestigio profesional, y luego el perro y el gato y el loro, yo ni modo, yo siempre lo he dicho y ahí está el detalle, y luego el toro que ordeñaron, ¿y quién mató?, ¿y no está aquí el verdadero Leonardo?, ¿y no este es inocente y el otro Leonardo también?, y yo ni modo, yo siempre lo he dicho, y ya está, y, claro, ya está el golpe, ¿o no?”..., “ahí está el detalle, señor juez, y estos qué dijeron, porque, total, usted, yo, nosotros y nooo, no, señor, las cosas por su propio peso, la justicia viene para acá, nosotros allá y estos acá; además, usted, viejito, nunca se raja”..., “ay, mira cómo eres, pero ¿y de hoy qué?, ¿verdad que no?, ¿o a qué sí? No tanteada, ahí está el detalle de veras. ¿Pero la identificación? ¿O los dos van siendo Leonardos? ¿Y por qué no lo dijo antes? Porque arreglado aquel desde el principio, porque nosotros, verdad, desde el punto que dijimos, con razón decía que perro, eh, ¿o no?”..., “¿ora sí lo ven? Todo aclarado. Si hablando en cristiano se entiende la gente. ¿O no?”.

Este podría ser el alegato defensivo del candidato chavista colombiano y su escudero, el camaleónico ROI (Return of Ivestment) Barriers, que prefiere mochilas y no bolsas plásticas para guardar sus millones, para hacernos creer que la visita del inocente “hermano bolivariano” a la cárcel, visita que puso en la picota pública a la campaña chavista, no fue ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario, y que el hermanito fue engañado y no sabía a qué iba, pues los que lo invitaron sí sabían que él no sabía, y por eso eclesiásticamente ofreció a inocentes bandidos “perdones sociales” de primera necesidad, ¿a cambio de un votico por ahí que les sobre por amor a Dios? ¿Será este su alegato? Pues no. Es un fragmento de la famosa película de Cantinflas de 1940: Ahí está el detalle.

82 años después, cínicos remedos de Cantinflas, el “perro, el gato o el loro”, o el multimillonario candidato marxista y su paje, también multimillonario congresista antes uribista, luego santista y ahora súbitamente comunista, quieren que creamos que los victimarios son víctimas y que lo ocurrido no ocurrió: “¿verdad qué no?, ¿o a qué sí?”, y que “el toro que ordeñaron” y el “perdón social” no es lo que dijeron que él dijo, sino un “entrampamiento” de los “traquetos”, “¿ora sí lo ven? Todo aclarado”.

¿Acaso nos creen tontos?

Como decía el tenista Arthur Gore: “No es la gente que está en la cárcel la que me preocupa, sino la que no lo está” 

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