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Columnistas | PUBLICADO EL 15 junio 2021

El enemigo sin rostro

Por Adrián Mac Limanwww.adrianmacliman.blogspot.com

El actual modelo de relaciones internacionales y la arquitectura de seguridad se destruyen sistemáticamente; se limita el papel de los organismos internacionales. Las normas de derecho internacional están sustituidas por un orden basado en reglas distintas, propuesto y apoyado por personas desconocidas, no definidas y no identificadas”.

La cita no le pertenece al que esto escribe. Se trata más bien de una constatación algo tardía de un relevante miembro del equipo de Vladimir Putin, el coronel general Alexandr Fomin, viceministro de Defensa de la Federación Rusa.

En unas sonadas declaraciones a la televisión rusa, Fomin aseguró que estamos asistiendo a la creación de un nuevo orden mundial, en el que los inevitables partidarios de la nueva Guerra Fría tratan de dividir el mundo entre “nosotros” y “los otros”, los “buenos” y los “malos”, los “aliados” y los “adversarios”.

Coincide esta división, cada vez más acentuada, con la aparición de nuevos tipos de armas, que invaden el espacio y el ciberespacio, modificando los conceptos y los métodos de guerra. En efecto, lo que hace apenas unas décadas podía habernos parecido una simple utopía se perfila como una amenaza real. Hoy en día, las ofensivas se ganan en el ciberespacio; las guerras pueden convertirse en batallas galácticas.

Estas nuevas formas de combate serán analizadas a finales de este mes en Moscú por los participantes en la novena Conferencia sobre Seguridad auspiciada por las autoridades rusas.

¿Se siente Rusia acorralada? La respuesta es un sí rotundo. A la presencia de cazas de combate de la OTAN en los países bálticos, de buques de guerra norteamericanos, británicos, holandeses o franceses en el Mar Negro, se suma el deseo de tres países limítrofes –Ucrania, Georgia y la República Moldova– de acelerar su ingreso en la Alianza Atlántica y la Unión Europea. Los “tres mosqueteros”, que sellaron una alianza estratégica hace apenas unas semanas, alegan idénticos motivos: acusan a Rusia de llevar a cabo acciones de desestabilización en sus respectivas regiones fronterizas. Por su parte, Moscú les echa en cara una actitud hostil, caracterizada por un sinfín de provocaciones antirrusas.

Detalle interesante: la prensa moscovita se hizo eco últimamente de las posibles razones que podrían llevar a un conflicto armado entre la Federación Rusa y la OTAN. Un primer escenario y el más probable, sería un enfrentamiento por la región de Kaliningrado, un enclave estratégico donde se almacenan varios tipos de proyectiles balísticos rusos capaces de alcanzar los principales objetivos de la infraestructura militar de la OTAN. Aparentemente, el objetivo de las maniobras de la OTAN en la región sería la conquista y ocupación del enclave. Obviamente, Rusia no renunciará a Kaliningrado, lo que provocaría un conflicto abierto con la Alianza Atlántica.

En segundo lugar, cabe la posibilidad de un choque entre Rusia y la OTAN a raíz de la tensa situación de Bielorrusia. Hasta hace poco, hubo protestas masivas en este país debido a los resultados de las últimas elecciones presidenciales. Si la oposición prooccidental toma el poder en Minsk, cabe suponer que reclamaría la presencia de tropas de la Alianza en su territorio.

El guion está escrito y las actuaciones, perfiladas. El enemigo... Todos somos enemigos. Pero aún seguimos sin saber quiénes son los insignes desconocidos, no definidos y no identificados a los que alude el general Fomin

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