Síguenos en:
x
Columnistas | PUBLICADO EL 04 enero 2022

El año que puede inclinar la balanza

Por david e. santos gómez davidsantos82@hotmail.com

La llegada al Palacio de La Moneda de Gabriel Boric marcó el cierre político del 2021 y, al mismo tiempo, puede ser la antesala de un reacomodo gubernamental en América Latina en el año que arranca. El 2022 tendrá definiciones en dos presidencias que pueden inclinar la balanza hemisférica hacia una mayoría progresista o hacia la resistencia de la derecha. En mayo será el turno para Colombia y en octubre las urnas definirán el futuro de Brasil.

Con Alberto Fernández en Argentina, Andrés Manuel López Obrador en México y ahora Boric en Chile, se dice con liviandad que la vieja izquierda avanza de nuevo en el continente. Lo que pierde de vista este análisis es que los tiempos son diferentes a aquellos de inicio del siglo —cuando campeaba el Socialismo del Siglo XXI— y que son distintos también los talantes presidenciales de hoy. Ni Fernández ni Amlo pretenden liderar un bloque continental y Boric (a pesar de los titulares escandalosos) es un tipo que, necesitado de acuerdos, se inclina por un discurso más moderado, crítico con la actualidad de la Venezuela chavista.

El panorama podría tener un giro si, a los presidentes nombrados y en ejercicio, se le sumara Gustavo Petro en nuestro país y regresara Lula Da Silva al Palacio de Planalto. Si bien está temprano para proponer tal mapa, las posibilidades están ahí. Los dos, precandidatos aún, lideran las encuestas en Colombia y en Brasil, y podrían ser clave para la construcción de un nuevo vínculo de discursos de izquierda.

Pero la derecha no espera sentada. En nuestro país el uribismo se resiste a perder la seguidilla en el poder —sea con candidato propio o prestado— y Jair Bolsonaro, por su parte, insiste en buscar la reelección y movilizar la maquinaria que le da estar en la silla del ejecutivo.

Sea cual sea el resultado de las votaciones, América Latina es ahora un territorio con carencias que está lejos de la bonanza de hace una década cuando el petróleo se paseaba por las nubes y las materias primas estaban disparadas. Hoy quien tome el timón, de izquierda o de derecha, conducirá administraciones paupérrimas y tendrá que resolver necesidades sociales enormes. Es muy posible que, ante tamañas urgencias y poco capital, la idea de un abrazo regional pase a un segundo plano 

David E. Santos Gómez

Si quiere más información:

.