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Columnistas | PUBLICADO EL 30 septiembre 2021

ECOCIDIO

Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZramirovego@gmail.com

Hace casi medio siglo, desde la primera cumbre de la Tierra en Estocolmo, que el medio ambiente cobró interés para la comunidad internacional, ganando terreno cada día, al punto de que hoy es asunto crucial, de vida o muerte ante las severas consecuencias por los daños a los recursos naturales, la contaminación y el cambio climático.

Hace casi 50 años que el profesor de leyes Christopher D. Stone, de la Universidad del Sur de California, se preguntó e intentó responder en un extenso artículo si los árboles tenían derechos.

A la fecha, en al menos 11 países los tribunales han reconocido derechos a la naturaleza, desde ríos hasta ecosistemas. En Colombia, siete ríos, del Magdalena al Atrato, un páramo y la Amazonía tienen derechos reconocidos por la Corte, si bien poco ha servido.

En 2020, Naciones Unidas reveló que en 38 países se han instaurado ante los tribunales más de 1550 casos sobre cambio climático.

A finales de la década pasada surgió un nuevo movimiento, que impulsan abogados internacionales, ambientalistas y líderes como el presidente francés, Emmanuel Macron, y el papa Francisco. Un movimiento para que el Estatuto de Roma, génesis de la Corte Penal Internacional (CPI), admita el ecocidio como el quinto crimen para sus actuaciones.

En lo nacional, 10 países contemplan la figura en su legislación, incluido Vietnam, rociado por Estados Unidos con 19 millones de galones de herbicidas, lo que dejó 3 millones de víctimas, según fuentes vietnamitas.

Ahora la lucha es a otro nivel. Se suman nombres a la campaña para que los 123 países del Estatuto acojan al ecocidio como gran crimen y obre la CPI si los países no actúan.

En junio, un panel de expertos alcanzó un acuerdo sobre la definición de ecocidio: “actos ilegales y deliberados cometidos con conocimiento de que hay una probabilidad sustancial de daño severo y extendido o de largo plazo al ambiente siendo causado por aquellos actos”.

La discusión será intensa. El papa ha propuesto elevar a pecado las acciones contra la naturaleza. Los países más contaminantes o fuertemente industrializados pueden oponerse: el daño ambiental estaba en el borrador de Roma, pero se opusieron EE. UU, Reino Unido y Países Bajos; luego, EE. UU y China no refrendaron el acuerdo.

El tema rueda. Incluso la ministra de asuntos externos de Bélgica, Sophie Wilmes, pidió a la Corte incluir el ecocidio.

¿Y Colombia? Tan hipócrita en decisiones ambientales, debería iniciar el debate ante el desastre ambiental que avanza en todo el territorio. Así no les guste a muchos.

Un tema sobre el que espero volver.

Maullido: rebajaron impuestos a empresas y no generan empleo. Tan rico así 

Ramiro Velásquez Gómez

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