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Y sí. A Petro no se le debe combatir con sus mismas intimidaciones y groserías. Al Presidente hay que combatirlo pensando por fuera de la caja, siendo audaces, atrevidos, casi que kamikazes.
Por Diego Santos - @diegosantos
Me niego, de momento, en caer en el sentimiento derrotista que se está apoderando de muchos colombianos que piensan que no va a haber elecciones en 2026. Tanto que hemos dicho por activa y por pasiva que aquí hay instituciones, y que éstas han resistido a las continuas embestidas del Gobierno, como para que en el momento más crítico dejemos de creer en ellas y nos entreguemos a un fatalismo perjudicial para lo que necesita el país en estos momentos.
Y el punto anterior me trae al titular de esta columna. A juzgar por las encuestas, el 70% de los colombianos quiere un cambio de gobierno. Candidatos hay, de diversos colores e ideologías, unos más preparados que otros, pero todavía ninguno lo suficientemente fuerte. Lo preocupante no es que haya tantos, pues con el paso del tiempo el embudo los irá depurando. Lo aterrador es que no se diferencian entre sí. Todos hablan de Petro, todos basan sus respuestas y apariciones en criticar al actual mandatario. Y eso es muy grave.
¿Por qué?, se preguntarán algunos de ustedes. Porque no hay ninguno que esté ofreciendo un proyecto o visión de país. Todos tienen diagnosticado los problemas del país, del gobierno, pero ninguno ha desarrollado las líneas de comunicación que enganchen con las personas y grupos que los están padeciendo. Por muy impopular que Petro sea, éste sigue conectando con las molestias y las dolencias de la gente. Los otros no, y es una realidad que está ahí latente.
¿Por qué cuesta tanto separarse de la narrativa de Petro hoy? Porque los candidatos, o sus equipos, creen que hacerlo los desparecerá del escenario, les quitará likes y no les dará lo que pomposamente llaman “engagement”. Mientras Petro y el gobierno estén marcando la línea de lo que se debe hablar, los candidatos no podrán desarrollar y vender el proyecto de país que necesita este país.
Pero el problema no es solo de los candidatos. También es de nosotros, que seguimos bailando al son que nos impone Petro. El mandatario mencionó el tema de la papeleta hace unos días y nos tiene enfocados solo en eso. Petro podrá ser muchas malas cosas, pero hoy es el político más hábil que hay en Colombia, y el resto ha sido incapaz de encontrar el antídoto para enfrentarlo.
Me comentaba un alto ejecutivo que ha tratado con cinco presidentes que qué pasaría si un candidato decidiera tomar el papel de la papeleta y jugársela con ser el presidente que guiase e implementase el cambio de la Constituyente, así esta termine no pasando. “Es cuestión de quitarle el discurso al Presidente”.
Y sí. A Petro no se le debe combatir con sus mismas intimidaciones y groserías. Al Presidente hay que combatirlo pensando por fuera de la caja, siendo audaces, atrevidos, casi que kamikazes. Nadie es invencible, pero hoy por hoy, como vamos, Petro luce casi que invencible, pero porque estamos aplicando la estrategia más elemental posible: imitar sus métodos..