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Columnistas | PUBLICADO EL 30 noviembre 2022

De sainete a tragicomedia

Las contradicciones han hecho parte de esta obra que se convirtió en litigio, en bandera electoral, y no en modelo de progreso A Hidroituango siempre lo ha acompañado el debate.

Por Alberto Velásquez Martínez - redacción@elcolombiano.com.co

Hasta el pasado lunes – a la hora de enviar esta columna – la fecha para poner en marcha las dos primeras turbinas de Hidroituango era incierta. Seguía la escenificación del melodrama que ha envuelto toda la obra.

Su calvario comenzó desde que a la Montaña se le perforó. No quería tubos ni turbinas en sus entrañas. Tuvo momentos de calma que suponían que había asimilado esa penetración de cuerpo extraño en su panza. Los detectores, no de mentiras – pues estos son reservados para las autoridades que han manipulado las escenas del drama – registraban vibraciones de una geología que no se resignaba a estrujones.

Desde el primer barretazo para la construcción de la presa para contener el caudaloso y encañonado río Cauca para sacarle kilovatios, comenzó el debate. Se rodeó de cábalas, demagogia y datos que se quisieron meter dentro de expedientes de derecho administrativo y penal. Por cada bloque de cemento que se colocaba, se abrían artículos de los códigos para frenar la obra. Una lucha sórdida, quizá con más oposición curialesca que argumentos sólidos para convencer. La montaña se calmaba por épocas pero volvía a murmurar. Cuando estimaba que sus reclamos se estaban asordinando, retornaban sus quejidos. Estaba condenada a ser un medio de desarrollo y no sólo modelo de postales. Su destino era albergar y transformar en su panza, agua por energía para el progreso.

Lo que comenzó como novela rosa y pasó a sainete, ha estado a punto de convertirse en melodrama. Muchos actores entraron en escena. Algunos para insistir en la importancia de la obra como generadora de energía y riqueza. Otros para estorbar, sin faltar los interesados en que fracasara para venganzas de tipo político. Un escenario en donde se han acomodado toda clase de protagonistas originando la confusión que el país difícilmente ha podido asimilar.

Las contradicciones han hecho parte de esta obra que se convirtió en litigio, en bandera electoral, y no en modelo de progreso. Algunos sostienen que si al caudal del río que golpea el vertedero no se le quita la presión reprimida metiendo sus aguas por un tubo, la obra colapsaría, arrasando sus aguas desenfrenadas vidas humanas e inversiones que encuentren a su paso. Otros sostienen que sin evacuar a los miles de pobladores que residen en la ribera del Cauca, con los vaticinios que hay, prender las turbinas sería irresponsable. No faltan los que opinan que todo está bien, que se puede encender la primeramáquina –como hoy miércoles se haría–, no tanto para evitar una multa causada por el aplazamiento generador, sino para evitar más especulaciones. Parece que la Montaña se adaptó al dolor. Un quejido, una protesta, solo detectados por instrumentos sofisticados que por imperceptibles, crearon la torre de babel en la polémica.

Hoy se vence el plazo para que se inicie la operación de Hidroituango. Si no lo hace tendrá que pagar cuantiosa multa a la Creg. Ha sido una bochornosa tragicomedia que le han brindado las autoridades oficiales paisas al país.

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