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Columnistas | PUBLICADO EL 12 julio 2022

De la incertidumbre a la sobriedad

En Colombia, la inflación llegó a 9,67% anual, la más alta en 22 años. El dólar es un caballo desbocado y el peso quiere colgarse la medalla a la moneda más devaluada del mundo.

Por Juan David Ramírez Correa
- columnasioque@gmail.com

La sensación de incertidumbre se ha convertido en el común denominador de un mundo que parece una caldera en ebullición.

En lo macro, el amago de recesión global es una constante. Los expertos dicen, con razones válidas, que el motor de la economía está a punto de recalentarse. Las señales son azarosas y la acumulación de sucesos, una pandemia, una guerra declarada con trasfondo geopolítico sopesado en los hidrocarburos, virajes políticos en países emergentes, en fin, explican la complejidad del asunto.

Las consecuencias no esperan. Las proyecciones de crecimiento del PIB mundial se ajustaron a la baja y el ambiente de reactivación económica es un recuerdo. La inflación se volvió un común denominador. Precios disparados, todo por la nubes en una carrera alcista sin tope. ¿Devaluación? Ni hablemos.

Eso es en lo macro y me quedo corto en mencionar los factores que generan ese ambiente de incertidumbre en el que Colombia no es la excepción. Aquí, la inflación llegó a 9,67 % anual, la más alta en 22 años. El dólar es un caballo desbocado y el peso quiere colgarse la medalla a la moneda más devaluada del mundo.

Pincelazos de una obra que se está tornando oscura.

En lo micro la cosa es más dramática. La incertidumbre se ve reflejada en la vida de la gente, en la tienda del barrio, en la tanqueada del carro, de la moto. La sensación de que no va a alcanzar es absurda. “Todo está muy caro”, y no es la obra de Antonio Caro. Se siente la angustia en las conversaciones cotidianas: “¿Para dónde va esto?”. Las preocupaciones: “Mi empleo, mi pensión, la salud, mi casa, la comida, el estudio de mis hijos”. Sustos inherentes a la condición humana.

¿Qué hacer con esos niveles de incertidumbre? Pregunta del millón. En busca de una respuesta hay que mirar obligatoriamente al gobierno electo. Una cosa fue hablar en la plaza pública para conseguir votos y otra muy distinta, tener personas expectantes sobre lo que viene. Por eso, no es para nada sano estar a la espera de un tweet de Gustavo Petro para saber lo qué va a hacer, más cuando él mismo ha sembrado tantos temores. La cosa no fluye si no hay claridad sobre la palabra dicha, entiéndase las reformas tributaria, de salud, del agro, la sostenibilidad fiscal y los asuntos asociados del petróleo, entre otros.

La incertidumbre es constitutiva de nuestra especie, pero los humanos tenemos la capacidad de controlarla cuando hay confianza, tranquilidad. No se le puede dar más espacio a la incertidumbre. Esa es la única forma de encontrar un halo de optimismo para lo venidero. Alguien dijo: “Es momento de actuar con sobriedad” y la mejor muestra de sobriedad es la claridad en las reglas de juego. Créanme que la gente agradecerá y se alejará de esa sensación de camino tormentoso 

Juan David Ramírez Correa

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