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Columnistas | PUBLICADO EL 09 mayo 2021

De la clase media a la pobreza

Por Enrique López Encisoealopezen@gmail.com

En un documento de la Cepal de 2008 se llegaba a la siguiente conclusión: las sociedades con clase media estable y consolidada tienen democracias más sólidas. Este grupo de la población es una fuente de capacidades productivas y de poder de compra y estabiliza el sistema político. Pero también es un grupo de población que tiene grandes expectativas sobre su futuro y en este momento en Colombia siente una frustración enorme al respecto.

Esa promesa de nuestra democracia de brindar la posibilidad de progresar se dañó de forma dramática con la pandemia. Mucha gente perdió su empleo, sobre todo en el sector de servicios financieros, y con ello su fuente de ingresos. A lo que se suma el eterno cansancio de una pandemia que no acaba y que no permite trabajar o buscar trabajo, tener un ingreso, porque las restricciones continúan.

Las cifras del Dane muestran que la clase media es 25,4 % de la población en 2020, cuando era 30 % en 2019. Eso significa que 2,2 millones de personas se deslizaron de la clase media a la pobreza. Algo similar se dio en el llamado grupo de los vulnerables, en el cual 659 mil pasaron a la pobreza. Con esos datos los pobres pasaron a ser el 42,5 % de la población.

El fenómeno de reducción de la clase media se dio en su mayoría en Bogotá Medellín y Cali ( 1,22 millones de personas). Con una gran participación de Bogotá (759 mil personas). En todo caso, hay que recordar que la clase media no fue la que más sufrió. La población de más bajo recursos, el quintil 1 en el ingreso per cápita, llegó a perder el 24,6 % de este. Los siguientes quintiles de ingresos perdieron 16,5 % para el quintil 2 y 15,6 % para el 3, respectivamente.

Para acabar de completar, muchos de esos nuevos pobres no clasifican para estar en el Sisbén y beneficios que eso trae. La están pasando en realidad mal y muy seguramente están expresando su rabia y desencanto por la situación que les tocó vivir y que se les vino encima prácticamente de la noche a la mañana. Para una familia tener que enfrentar una situación como esa es devastador, los hijos pueden verse obligados a dejar los estudios y buscar un trabajo que no existe.

Lo interesante de las cifras que está sacando el Dane es que muestran los daños que deja la pandemia y los grandes movimientos sociales que está causando. Lo paradójico es que todo fue súbito, pero ha hecho mucho daño. Golpeó a la clase media y la adelgazó, aumentó la pobreza hasta el punto en que hoy en día de 10 colombianos 4 son pobres. La pandemia golpeó y no fue cualquier golpe. Afectó a unos más que a otros y las ondas que generó el desencanto de los más golpeados se están sintiendo.

La labor que queda para los gobernantes es reconstituir las expectativas de progreso y la movilidad social, de reducción de la pobreza y la desigualdad. Indispensable atacar el desempleo juvenil y el de las mujeres. La política social es clave, se debe focalizar mejor de lo que se está haciendo ahora. Esencial, por supuesto, que haya crecimiento de la economía, un crecimiento con empleo

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