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Por David E. Santos Gómez - davidsantos82@hotmail.com
El año político en América Latina arrancará como un huracán mientras aún muchos disfrutan de sus vacaciones. En unos días, el próximo diez de enero, Venezuela enfrentará su jornada decisiva cuando Nicolás Maduro intente terciarse la banda como presidente reelecto y fraudulento y la oposición, en cabeza de María Corina Machado, busque reclamar para su candidato, Edmundo González, la silla de Miraflores. La triste historia de los vecinos ha narrado muchas veces lo que parece la hora concluyente pero que, en últimas, se diluye hacia los mismos abusadores celebrando sus trampas y sus componendas. Está vez será distinto, creen los opositores. El resultado es incierto y habrá que esperar al viernes que todas las agendas tienen marcado con rojo en el calendario. Termine la historia como termine, hacia el continuado descenso del chavismo o hacia una transición a la democracia, el 2025 habrá dado con ese hecho su puntapié inicial en la política del hemisferio.
En el otro extremo del continente, y del comportamiento democrático, Uruguay verá en marzo la inauguración de la presidencia del progresista Yamandú Orsi, protegido de José Mujica, en un cambio de signo de derecha a izquierda tras el quinquenio de Luis Lacalle Pou. El pequeño país del sur nos enseña una vez más las posibilidades de un cambio pacífico entre fuerzas contrarias que superponen a su ideología el bienestar nacional. Orsi tendrá el enorme reto de cumplir con el voto de confianza de Mujica, viejo y enfermo, convertido en una especie de símbolo de honestidad y reconciliación.
Ecuador, que no conoce tranquilidad en su vida política y se mueve de temblor en temblor, irá a las urnas el 9 de febrero para su elección presidencial que, de requerirse, tendrá una segunda cita en abril. En los papeles el favorito es el joven presidente Daniel Noboa, pero las peleas con su ahora ex vicepresidenta y la crisis energética pueden complicarle el futuro. El correísmo, con la candidatura de Luisa González, acecha muy de cerca.
En agosto Bolivia decidirá el reemplazo -o la continuidad- del proyecto de Luis Arce. La violenta riña entre el presidente y Evo Morales por el control del partido MAS y de sus seguidores, fragmenta el apoyo popular y le da una opción a la oposición que ya hace acuerdos de candidatura única para regresar al poder.
Gabriel Boric, quién desde Chile intentó ser la voz de una nueva izquierda, crítica del abuso del chavismo y dialoguista con la derecha, transitará su último año de mandato y entregará el poder a quien resulte ganador de las elecciones de noviembre. Parece aún un largo camino y las candidaturas están por definirse, pero se ve en el horizonte un muy posible triunfo de la derecha.
El año que arranca encontrará a una América Latina convulsa, con crisis sociales y económicas, que grita su deseo de cambio. No son buenas noticias para los oficialismos, sean estos de la tendencia que sean. Los péndulos políticos insisten en moverse hacia el signo contrario.