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El pasado 10 de mayo falleció Jim Simons, el matemático que revolucionó Wall Street... antes de dedicarse a vencer a Wall Street, sumó los primeros pesos de su patrimonio haciendo tubos PVC en Colombia.
Por David González Escobar - davidgonzalezescobar@gmail.com
El pasado 10 de mayo, a sus 86 años, falleció Jim Simons, el matemático que revolucionó Wall Street.
Simons obtuvo un doctorado, ganó el Premio Oswald Veblen en Geometría, lideró el prestigioso departamento de Matemáticas de Stony Brook y trabajó descifrando códigos para el gobierno estadounidense antes de decidirse a fundar la firma Renaissance Technologies en los años 80, donde se convertiría en pionero en el enfoque “quant” a la hora de invertir en los mercados financieros.
Cuando las computadoras todavía eran una mera curiosidad para la mayoría, Simons aplicó su profundo entendimiento de los procesos estocásticos para desarrollar algoritmos computacionales capaces de procesar la vasta cantidad de información desestructurada que existía en los mercados financieros. En medio del caos, Simons y su equipo desarrollaron modelos predictivos que les permitieron suprimir la influencia de las emociones y los comportamientos instintivos en el proceso de inversión, otorgando a los algoritmos la responsabilidad de cuantificar los riesgos y tomar decisiones en cada una de sus operaciones, inicialmente en commodities, y posteriormente en acciones, bonos y derivados financieros.
Este enfoque, que en el año 2024 parece obvio y ha sido emulado por inversores de todo tipo, era completamente revolucionario hace más de 40 años. Y a pesar de contar con innumerables imitadores, nadie ha logrado replicarlo completamente.
Entre 1988 y 2018, su fondo Medallion, cuya base de inversionistas consta exclusivamente de empleados y ex empleados de Renaissance, alcanzó rendimientos anuales promedio del 66%, acumulando en esos 30 años ganancias por más de 100 mil millones de dólares. Ni siquiera los mejores fondos de Warren Buffett, George Soros o Ray Dalio, nombres mucho más conocidos en el mundo financiero, han logrado acercarse a esa magnitud de retornos durante periodos tan prolongados.
Aunque se suponía que nadie podía ganarle al mercado, Jim Simons lo logró.
Sin embargo, antes de dedicarse a vencer a Wall Street, Simons sumó los primeros pesos de su patrimonio haciendo tubos PVC en Colombia.
Como se relata en “The Man Who Solved the Market”, su biografía, en los años 60, Simons experimentó una crisis existencial mientras era profesor en MIT y decidió aventurarse a Bogotá para iniciar un negocio con Edmundo Esquenazi y Jimmy Mayer, dos amigos colombianos. Se endeudó para, junto con sus socios, fundar en Colombia “una fábrica local dedicada a la producción de baldosas de vinilo y tuberías de PVC.”
Aquellos emprendimientos luego serían conocidas como Pavco y Petco, los cuales, con el tiempo, dieron origen a Grupo Sanford, que durante muchos años fue uno de los conglomerados petroquímicos más importantes del país.
En los años 70, Simons vendió su participación en esta compañía, acumulando el capital inicial que lo motivó a adentrarse en el mundo de las inversiones, lo que eventualmente le llevaría a amasar una fortuna de más de 31 mil millones de dólares al momento de su fallecimiento según Forbes, más del doble que la fortuna de cualquier otro billonario colombiano.
Sin embargo, sin su paso por Colombia hace más de 50 años, quién sabe si esto hubiera sido posible....