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Columnistas | PUBLICADO EL 23 diciembre 2022

Corrupción: pandemia de nunca acabar

Por Luis Fernando Álvarez Jaramillo - lfalvarezj@gmail.com

Hace cerca de cincuenta años, en mis inicios como abogado, me correspondió ser testigo de un bochornoso hecho de corrupción, que de alguna manera marcó mi ejercicio profesional. Se presentó ante una entidad oficial una reclamación contractual, a mi modo de ver, absolutamente justa, la cual fue enfáticamente negada. Al salir de allí fuimos abordados por unos señores que se ofrecieron a ayudarnos, a cambio de un porcentaje para “repartir adentro”. A ello nos negamos. Posteriormente me enteré que de manera rápida habían obtenido el pago reclamado. Luego de algún tiempo, el cliente involucrado en el tema me confesó que había acudido a otro abogado, quien con “diligencia” había compartido un buen porcentaje del dinero que se reclamaba, con aquellos elegantes hombres que nos interceptaron a la entrada a la institución.

Cierto narrador de futbol, cuando faltan pocos minutos para terminar un partido arduamente disputado, suele utilizar esta frase: “Estamos en el momento del todo vale”, para describir que se puede pegar, se puede fingir, se puede burlar, se puede hacer daño y el juez debe quedarse tranquilo, pues es el momento “del todo vale”.

Así pasa con los actos de corrupción, no solo suponen una grave violación de valores y principios, sino que terminan por transformar los conceptos sobre los individuos. Se ensalza al corrupto, al que ofrece la prebenda indebida, al que burla las reglas del comportamiento ético y jurídico y se censura a quien actúa de conformidad con los altos valores y principios de la ética. Se confunde el acto de corrupción con actos de diligencia. Como mal enseña el argot paisa “es que hay que ser vivo y avispado”.

“El todo vale” se agudizó con la pandemia, al punto de convertirse en otra pandemia. Es un problema de humanidad que no puede convertirse en una justificación para los hombres. Nada más preocupante que el documental Netflix sobre la corrupción en la FIFA y especialmente sobre la conducta de aquellos representantes de países que por dinero vendieron su pensamiento, o los casos vinculados al Qatargate que involucran a las altas directivas de la Comunidad Económica Europea y países como Qatar y Marruecos, interesados en pagar cuantiosas sumas dineros para obtener decisiones favorables a sus intereses

Es que la corrupción tiene muchas formas para manifestarse. La impunidad, es corrupción. La utilización de las expectativas de las personas con promesas incumplibles, es otra grosera forma de corrupción, la adjudicación de contratos con fundamento en pliegos de condiciones amañados para favorecer a un proponente determinado, la utilización de artimañas para que se venzan términos procesales y no se tomen decisiones, los recursos, las argucias, la documentación irreal, en fin, son muchas las formas de la corrupción, que se presenta como un demonio de mil caras.

Frente a este desastroso panorama, los organismos naciones e internacionales deben emprender una gran cruzada por la recuperación de las formas éticas y los altos valores del comportamiento. Es la única fórmula para superar esta nueva pandemia.

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