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Columnistas | PUBLICADO EL 11 septiembre 2020

Cómo no ceder a las fuerzas del mal, en tres pasos

Por Agostinho J. Almeida@Agos_Almeida

Crecí viendo a Luke Skywalker salvar la galaxia, leyendo las aventuras de Frodo luchando contra la oscuridad y cómo Hércules y Prometeo desafiaron la voluntad de los dioses. Varias personas de la misma generación crecimos soñando en viajar por las estrellas, socorrer a los que no tienen cómo defenderse o vencer las fuerzas del mal. Pero lo que más retengo de esas aventuras tiene un hilo común: no te sometas a las fuerzas del mal o de una fuerza superior cuando no hay una razón clara para tal. Y hoy, les quiero compartir tres pasos que considero claves para no ceder a esas fuerzas, no importa el tipo o su origen:

1. Principios sencillos, pero inamovibles. En un concepto muy amplio, un principio puede ser definido como una verdad fundamental que sirve de base para creencias, comportamientos o para una cadena de razonamiento. Por ejemplo, el principio de la vida o de la justicia acompañado de valores como tolerancia, honestidad e integridad. Aún creyendo que es en las diferencias y diversidad de pensamientos donde podemos crear valor como sociedad, hay principios y valores que debemos compartir para asegurar el respeto mutuo y la coexistencia.

2. Coraje ante el miedo. “Nunca cedas. Nunca te rindas ante nada, grande o pequeño, nunca cedas. Nunca cedas a la fuerza. Nunca cedas al aparentemente abrumador poder del enemigo”. El famoso discurso de Winston Churchill, aun hecho en un entorno de extrema dificultad de la Segunda Guerra Mundial, puede tener tanto de alentador como provocador. Por un lado, enfrentar a las probabilidades aplastantes contra oponentes de mayor fuerza o ingenio es sin duda un acto de valentía (o locura; a veces la línea que los divide es bien delgada); pero debe tener la no violencia como base. Por otro lado, el coraje puede ser tan silencioso como la noche; a veces, es simplemente saber cuándo decir que no...

3. Cree en lo improbable. Albert Camus, premio Nobel de Literatura dijo “Ahora lo sé. Este mundo, tal como está hecho, no es soportable. Entonces, necesito la luna, o la felicidad, o la inmortalidad ...”. Su referencia al absurdo de la vida y los deseos de la humanidad puede resultar abrumadora. Pero la verdad es que sin algo en que creer más grande de lo que somos, sea lo que sea, es más difícil mantener un rumbo en la vida. Y por absurdo que parezca, muchas veces debemos construir lo improbable cuando sabemos que nadie más está dispuesto a creer. Y pensar que, a veces, los gritos debajo de los océanos sí se pueden escuchar en el horizonte más lejano del universo...

Esta semana se han vivido momentos muy complejos en nuestras ciudades. Situaciones difíciles con actos de violencia extrema como respuesta a la violencia y repercusiones en la vida de las personas. Creo que todos estamos de acuerdo de que el camino no puede ser ese. Claridad en los principios base para una vida en sociedad, mucho coraje ante el miedo y fe en que sí se puede transformar el mundo, tres pasos para no ceder a las fuerzas del mal. ¿Sencillos? No. ¿Pero factibles? Definitivamente sí.

Agostinho J. Almeida

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