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Por AZUCENA RESTREPO *
jgomez@proantioquia.org.co
La institucionalidad y la empresa en Colombia conocieron el desafío que representaban los primeros movimientos obreros del país en la mitad del siglo XX, expresados en el paro de maquinistas y fogoneros del Ferrocarril de Antioquia en 1912, el del Ferrocarril de La Dorada en 1917 y los de la Costa Atlántica en 1918, por mencionar algunos. El llamado a mejorar las condiciones salariales, la estabilidad laboral, el acceso a servicios de salud, la regulación de las jornadas de trabajo, el derecho al paro y a la huelga, fueron las principales reivindicaciones reclamadas por la clase trabajadora para entonces.
En 1954, industriales unidos a la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI) y trabajadores congregados en la Unión de Trabajadores de Colombia, a través de un diálogo guiado por la sensatez y la conciencia, le dieron vida a la Caja de Compensación Familiar de Antioquia –Comfama: una conquista sin derrotados. Para 1957, el modelo de compensación y subsidio familiar se convirtió en decreto legislativo nacional y nacieron las cajas de compensación para el resto del país.
Sesenta y cinco años después, el sistema de compensación familiar a nivel nacional cuenta con más de seiscientos cincuenta mil empleadores (en un país que tiene cerca de 1.6 millones de empresas), alrededor de diez millones de afiliados (según el DANE existen más de veintidós millones de ocupados y más de veinte millones de beneficiarios), configurando el que quizá sea el modelo de valor compartido de mayor impacto surgido en Colombia (cincuenta años antes de que el profesor de la Universidad de Harvard, Michael Porter, propusiera dicho concepto).
Los evidentes desbalances que señalan estas cifras evidencian los retos de la formalización del empleo: si los derechos laborales fueron la conquista del siglo XX, la formalización debe ser la conquista imperativa y urgente del siglo XXI, para lograr los aportes de empleadores y empleados que garanticen la sostenibilidad del sistema de protección social en Colombia.
En Antioquia, Comfama reúne a más de noventa y seis mil empleadores, 2.5 millones de afiliados y más de 3.7 millones de beneficiarios (un poco más de la mitad de la población del departamento). Son innumerables sus logros como entidad, tantos que, para reconocerlos, sería necesario realizar una edición especial en este diario. Resumiremos su impacto en una declaración: Comfama es tanto escenario como plataforma eficaz y oportuna de integración y realización de las aspiraciones y sueños de nuestros ciudadanos, familias, empresas y territorios.
Salud, educación, emprendimiento, vivienda, cultura y recreación, como habilitadores de una vida plena y feliz, son las fuerzas poderosas con las que cotidianamente Comfama transforma la vida de nuestros núcleos esenciales, en una Antioquia aún desigual, donde 1.5 millones de conciudadanos viven en la pobreza (vista desde una óptica multidimensional), resaltando, como lo hemos señalado en otras ocasiones, el reto de soñar, crear y poner en marcha más iniciativas audaces y nacidas de la conciencia, la razón y el corazón, como lo han hecho hasta ahora.
Abrazamos a Comfama en sus sesenta y cinco años y expresamos a sus empleados lo orgullosos que nos sentimos de su labor, ejemplo y dedicación; pues nos inspiran y, por ello, no seremos inferiores al reto de acompañarlos en esta búsqueda impostergable de la equidad y el bienestar de nuestros ciudadanos, la prosperidad de nuestras empresas y el desarrollo de nuestros territorios.
* Presidenta Ejecutiva