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Columnistas | PUBLICADO EL 20 julio 2019

Colombia 1940 – 2018

Por rafael isaza gonzálezrafaelisazag@une.net.co

Amable lector. De vez en cuando vale la pena repasar la evolución del pueblo colombiano. En el año 1900 la población del país era del orden de 4.000.000, en el 2000 de 37.800.000 y en 2018 se estimó en 45.500.000. Significa que en el siglo anterior la población creció a un ritmo del 2,25 % anual y que a partir del 2000 disminuyó a la mitad. Esta nueva tendencia tendrá efectos favorables hacia el futuro.

Por los años 1940 habitaba en el sector rural el 71 % y en las ciudades y poblaciones mayores el 29 %. Hoy en el campo queda un poco menos del 24 %. Cuando se habla de los desplazados por la violencia las cifras que se publican entre 8.000.000 y más resultan exageradas. Es un hecho cierto que un gran número de campesinos debió migrar por culpa de los grupos guerrilleros. Sin embargo, a mi juicio, la mayoría lo hizo buscando un mejor bienestar en las ciudades, que no siempre encontraron.

En el informe elaborado por el profesor Lauchlin Currie en el año 1950, se describe, a manera de ejemplo, la casa típica colombiana de un pequeño pueblo. Constaba de dos o tres habitaciones, construcción de adobe, techo de teja o paja, piso de tierra, la gran mayoría sin servicios de agua y electricidad. Las viviendas de regiones de tierra templada o caliente eran más precarias. Hoy, el 96 % de las viviendas tienen energía eléctrica, el 86,4 % servicio de agua, el 81,6 % recolección de basuras y el 77 % alcantarillado.

Por los años 40 del siglo pasado el 37 % de la población no sabía leer ni escribir. En la actualidad este porcentaje es del 4 %. La vida promedio era de 39 años, hoy supera los 74 que es casi el doble. La salud de más de la mitad de la población era mala debido a la falta de servicios higiénicos y a una pobre alimentación (falta de leche, huevos y derivados). Ahora, son muchos los que gozan de buena salud.

Al comparar las condiciones de vida de nuestro pueblo en la década de los 40 con las actuales es innegable que se ha alcanzado un mayor bienestar para gran parte de la población. Esta realidad es más sorprendente si se tiene en cuenta que, con pocas excepciones, los gobiernos que nos han regido son mediocres; en particular los alcaldes.

La semana anterior, con motivo de la celebración de la feria aeronáutica en Rionegro, un buen amigo y su esposa que viajaban a Bogotá, caminaron hora y media con una maleta a cuesta, para no perder el avión. Es evidente que las autoridades municipales poco o nada se preocupan por organizar eventos como este.

La dupla Cabal y Farah alcanzó la gloria en el palacio de Wimbledon. Igual podría suceder en San Carlos con la pareja Duque – Ramírez, siempre que el jefe le ponga tantas tareas, que la vicepresidenta le presente renuncia por acoso laboral.

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