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Centralismo, descentralizacion y federalismo

Colombia tiene un centralismo bastante asfixiante para las regiones y claramente establece normativas pensando en la realidad de la capital.

14 de mayo de 2023
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  • Centralismo, descentralizacion y federalismo

Por Alejo Vargas Velásquez - vargasvelasquezalejo@gmail.com

A propósito de una conmemoración de la Constitución de Rionegro de 1863, Constitución simbólica del proyecto federal del radicalismo liberal en el Siglo XIX, nuevamente se puso en la agenda nacional un debate que tiene toda la pertinencia, pese a ser considerado por algunos como ‘pasado de moda’. Se trata de la discusión sobre la organización del Estado y si el modelo centralista que implantó la Constitución de 1886 – la de la Regeneración - y que con algunos intentos de moderarlo en la Constitución de 1991 con medidas de descentralización, sigue vigente en los tiempos actuales.

Colombia tiene un centralismo bastante asfixiante para las regiones y claramente establece normativas pensando en la realidad de la capital que desdeña la gran diversidad regional que caracteriza nuestro país.

Por ello es interesante que se coloque en la agenda nacional el tema de la organización territorial del Estado. Es necesario ya que en cierta medida es uno de los debates que históricamente se han postergado, porque aparentemente se ‘resolvió’ por medio de los resultados de los enfrentamientos armados en las guerras civiles entre los bandos partidistas. Quizá no sea fácil hoy en día pensar en un modelo de organización estatal del tipo federal, pero en principio no hay duda de que sí es conveniente y necesario retomar las medidas de la Constitución de 1991. Estas permitían por lo menos matizar en parte el centralismo propio de nuestro ordenamiento constitucional, que desafortunadamente en el decenio de los 90s del siglo pasado vivió un proceso de re-centralización con dos argumentos en ambos casos por lo menos discutibles: la seguridad y la corrupción, como si en pleno centro de la capital del país no se hubieran presentados casos de corrupción ampliamente conocidos.

Sin duda que trasladar competencias y recursos a los entes territoriales, como lo previeron inicialmente los constituyentes de 1991 era un buen camino para avanzar de forma progresiva hacia modelos de autonomía territorial, que si adicionalmente se estimulaba la creación de ordenes territoriales como las Provincias y las Regiones, establecidos en la Constitución de 1991 pero hasta el momento no inaugurados – con excepción de la denominada ‘Consulta Caribe’ promovida por el Gobernador Eduardo Verano en la Costa Atlántica -, podía ser una forma progresiva de ir marchitando el asfixiante centralismo. Ahora bien, eso requiere igualmente estimular y realizar pedagogía a nivel territorial para lograr contar con equipos dirigentes en las regiones y en los municipios que estén en disposición de asumir la responsabilidad de conducir las realidades regionales en su diversidad y especificidades.

Pero esto no se va a conseguir de un momento a otro, requiere un proceso progresivo de empoderar los territorios – como se ha venido haciendo con el manejo de los municipios, donde se ha avanzado, aunque falte camino por andar -. Lograr el resultado de quitarle peso al excesivo centralismo no es sólo resultado de cambios normativos, que se requieren, sino ir construyendo en los ámbitos regionales las condiciones para llegar a un modelo de organización estatal más equilibrada y con reconocimiento de las diversidades regionales; ayuda en esa dirección el Plan de Desarrollo aprobado. .

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