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Cada voluntario debería establecer con el alcalde y su población por lo menos un par de actividades productivas con impacto a corto plazo y una gran visión de largo plazo: la geografía y la historia pasada no la podemos sobreponer, la economía sí.
Por Carlos Enrique Cavelier - opinion@elcolombiano.com.co
La falta de control del territorio en Colombia —que es la cuna de muchos males como los grupos armados y el narcotráfico— es histórico, geográfico y económico; hay mil municipios aproximadamente de categorías 5 y 6 cuyo presupuesto apenas alcanza para pagar una pequeña nómina de alcalde, si acaso un puñado de funcionarios, y el concejo.
Pero si estableciéramos desde las grandes o medianas capitales mil voluntarios, entre empresarios, servidores públicos de alto nivel y sus contactos, para trabajar cada uno entre esos mil municipios y le dedicáramos 10 años de nuestras vidas —sin ser de tiempo completo— a entender la situación de su población y formular micro o macroempresas, encontrar el destino de cada uno, de quien quiere ser esa población o ese municipio, la Colombia profunda sería otra. Fácil decirlo, pero ¿quién se quiere ir a vivir o si quiera visitar la Pedrera del Amazonas cuatro veces al año?
Primero habría que clarificar las calidades del empresario voluntario: su edad, experiencia, capacidades de emprendimiento o de gerencia (que pueden ser muy diferentes).
Claro que habría que contar con toda nuestra institucionalidad, presupuestos estudiados, factibilidades andantes, pero sobre todo comunión con la comunidad; y seguramente 20% de estos municipios no capten o no funcione el enlace por relaciones económicas, de poder, celos políticos y sociales. Pero Colombia no puede seguir siendo uno de los países que no controla la totalidad de su territorio, que hace parte de esa lista que en las Américas también incluye a Brasil por partes del Amazonas o a México por algunos municipios controlados por los carteles. De seguro la nueva reforma constitucional de entrega de recursos a las regiones va a ayudar.
Pero cada voluntario debería establecer con el alcalde y su población por lo menos un par de actividades productivas con impacto a corto plazo y una gran visión de largo plazo: la geografía y la historia pasada no la podemos sobreponer, la economía sí. Es parte de lo que haría verdaderamente viable estos municipios, que tengan una economía ligada a “la nuestra”, a la del resto de Colombia.
Nuestro control territorial no se lo podemos dejar a los políticos o sólo al Gobierno, como tantas cosas. Nos tenemos que arremangar y formar APPs por pequeñas que sean. Recordemos a De Tocqueville cuando llegó a los Estados Unidos en 1831 y descubrió algo enorme para él y para la cultura europea: la gran cantidad de asociaciones establecidas entre vecinos y municipios que construían una democracia local vibrante y participativa.
Y finalmente entendió que estas agrupaciones voluntarias de todo tipo, desde políticas hasta religiosas, le ayudaban a los nuevos americanos a manejar sus propios problemas que No querían dejar en manos del gobierno después de ver las desastrosas experiencias de las monarquías europeas y sus guerras de las que habían huido.
Algo deberíamos aprender de lo descrito por De Tocqueville en vez de andarles rogando a los políticos por una ayuda o un ladrillo. Definitivamente la forma de derrotar al paternalismo es el voluntariado y la creación de mil formas de tejido social.