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Columnistas | PUBLICADO EL 14 marzo 2023

Bájele un cambio, presidente

Podríamos hablar de la inestabilidad económica que sugiere esta avalancha de reformas/noticias/debates en simultánea y que generan incertidumbre y desconfianza.

Por Amalia Londoño Duque - amalulduque@gmail.com

Unos meses después de posesionado Petro como Presidente, el mandatario reiteró en diferentes entrevistas algo que en campaña había repetido en cada uno de sus debates: “Mi mayor desafío es hacer las reformas necesarias para transformar el país, en el primer año. No puedo permitirme perder tiempo en implementar estas reformas”.

Cumpliendo con esa promesa, el presidente lleva siete meses de su gobierno anunciando una reforma tras otra, y mientras tanto, en la conversación pública entre la gente, en las discusiones familiares, en el transporte público y en la calle, se siente un desconocimiento generalizado, falta de información clara y temor.

Esta semana se radica la reforma laboral, pero todavía muchos no hemos comprendido bien la reforma a la salud. Algunos, hicimos la tarea de estudiarla e incluso poner alertas (como lo hice en esta columna hace quince días) sobre la ausencia de políticas alrededor de la salud mental, por ejemplo. Sin embargo, parece que la discusión se queda en lo político y en las redes de debate como Twitter. Cualquier mención a esa reforma termina siendo debatida con flojos señalamientos sobre la inclinación política de quien opina.

En el discurso de posesión recuerdo que el presidente dijo que tenía “el reto de transformar al país en el menor tiempo posible”. Pensé en ese momento que sonaba como a una carrera política de cambios, no alcancé a medir las consecuencias de semejante intención. Sin embargo, con los debates de la salud, la reforma laboral a punto de radicarse, las reformas al código minero que anunció el presidente en reacción a la situación en Bajo Cauca y la reforma pensional, me pregunto si nosotros, quienes finalmente padeceremos esos cambios, no tendremos oportunidad o representación suficiente en el Congreso, para manifestarnos.

La discusión llegará entonces al Congreso. Una de las entidades más desprestigiadas de acuerdo con diferentes mediciones en los últimos años, incluyendo el Barómetro de Confianza que mide Endelman Colombia o encuestas realizadas por Invamer y Cifras y Conceptos en 2022 en las que no supera el 30% de favorabilidad.

El riesgo más notorio, incluso en este momento antes de ser radicadas todas las reformas es reforzar la división y la polarización política en el país. Cada una de estas reformas requiere discusiones serias, búsquedas de consensos entre sectores que hoy manifiestan poco diálogo y ante la incertidumbre, acuden a medidas urgentes que mueven la economía e incrementan el temor.

Después llegará la etapa de implementación y vendrán otros riesgos. Es difícil que la implementación de las reformas sea efectiva con falta de formación, de personal, de recursos y sin una capacidad instalada básica para poder ejecutar esos cambios.

Y solo para nombrar una consecuencia más, podríamos hablar de la inestabilidad económica que sugiere esta avalancha de reformas/noticias/debates en simultánea y que generan incertidumbre y desconfianza.

¿Por qué todo con tanto afán?

Ningún consenso se logra sin escuchar al otro, sin el tiempo para comprender, sin los espacios para manifestar diferencias y las conversaciones para acordar cómo disminuirlas llegando a acuerdos.

Lo que más me sorprende del gobierno que prometió el cambio, es que llegó con una gríngola instalada que no le permite ver nada más. Y ya sabemos lo que pasa cuando llega este tipo de ceguera .

Amalia Londoño Duque

Si quiere más información:

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