x

Pico y Placa Medellín

viernes

3 y 4 

3 y 4

Pico y Placa Medellín

jueves

0 y 2 

0 y 2

Pico y Placa Medellín

miercoles

1 y 8 

1 y 8

Pico y Placa Medellín

martes

5 y 7  

5 y 7

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

6 y 9  

6 y 9

Por Andrés Restrepo Gil - restrepoandres20@hotmail.com

La paz y sus disfraces

Que los índices de violencia se reduzcan donde un solo grupo armado ha ganado la guerra no es una manifestación auténtica de paz.

hace 2 horas
bookmark
  • La paz y sus disfraces

Por Andrés Restrepo Gil - restrepoandres20@hotmail.com

Comparadas con la que se vivió en años anteriores y considerando solo ciertas regiones, la violencia de hoy parece haber reducido su tamaño, sus efectos dan la impresión de haber menguado y sus alcances son aparentemente menores. Veamos. Según la Fundación Ideas para la Paz, en un informe titulado Paz Total, los grupos armados ganan con cara y con sello, se asegura que para entender el panorama de seguridad nacional se debe dividir el país en tres tipos de zonas: zonas en disputa, en las que se vive un enfrentamiento permanente entre los grupos armados; zonas en coexistencia, en las que se han configurado alianzas entre ellos y zonas de dominio, en la que un grupo se ha hecho con el control del territorio. Haciéndose a un control tan sofisticado, como integral de un solo territorio, en estas últimas zonas, los grupos han construido todo un monopolio de autoridad.

Arauca es controlado por el ELN. Algunos territorios del Guaviare, del Vaupés y del Amazonas son controlados por el Estado Mayor Central. Los mejores ejemplos en Antioquia serían Bajo Cauca y Urabá. Ciertas partes de estas subregiones han dejado de ser territorios en disputa y han devenido en zonas cuyo dominio ha quedado en manos de un solo grupo: el Clan del Golfo. En estas zonas, podríamos decir, ellos ganaron la guerra. Y la pacificación parcial que ha beneficiado a estos territorios se explica mejor por el dominio de un solo actor armado, el ganador, que por las capacidades del Estado para materializar un estado de seguridad.

Sobre la situación a nivel nacional, afirma Ariel Ávila: “en 2018 hubo regiones muy violentas, pero en 2019 se produjo un leve descenso de esas violencias. (...) La investigación encontró que existe la posibilidad de que dicha reducción sea producto de que algún actor criminal ganó territorio y tiene a la mayoría de la población sometida.” En este mismo sentido, el informe de Fundación Ideas para la Paz asegura que la reducción de ciertos hechos victimizantes en el año 2023, como el desplazamiento, las masacres y el asesinato son resultado del dominio de un grupo, como parte de un “proceso de consolidación de su control social y territorial allí donde tienen mayor presencia.”

Que los índices de violencia se reduzcan donde un solo grupo armado ha ganado la guerra no es una manifestación auténtica de paz. Las raíces de esta tranquilidad están ancladas al miedo y a la intimidación. Esta sería una paz cultivada con fusiles y alimentada con terror. El sacrificio que se paga al reducir las muertes, al detener las masacres y al interrumpir los desplazamientos no es despreciable. La seguridad que imponen estos grupos está embarazada de las muertes que provocaron y halla sus fundamentos en los hombros de las víctimas que a su paso dejaron. Es lamentable que la pacificación de los territorios solo pueda ser una realidad gracias a las victorias de quienes, apostándole a la muerte, han disfrazado el miedo con las máscaras de la paz.

Sigue leyendo

Por Andrés Restrepo Gil - restrepoandres20@hotmail.com

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD