Pico y Placa Medellín
viernes
no
no
Algunos analistas se peguntaron si se trataba de un cambio en la ‘Paz Total’. No, se trata de reiterar lo mismo de siempre.
Por Alejo Vargas Velásquez - vargasvelasquezalejo@gmail.com
La semana anterior vivimos, con la llamada toma de El Plateado –en Argelia, Cauca- por las Fuerzas Militares y de Policía, una escena que lo más veteranos hemos visto desde hace décadas en nuestro país, con ligeras variantes. Desde los años 60s y 70s del Siglo XX y es posible que se pueda rastrear más atrás, cada vez que un grupo armado ilegal o hacía ‘una toma’ de una localidad –en general en las regiones más apartadas del país-, o se producía algún hecho de violencia de impacto nacional, en seguido venía un operativo militar-policial para hacer presencia en ese sitio y mostrar de esa manera que el Estado sí tenía capacidad de actuar y de retomar el control de ese territorio. Había una gran operación mediática, se hacían algunas campañas en favor de la población y pasadas unas semanas, cuando la llamada opinión pública se había olvidado del tema, se daba un retiro progresivo de la Fuerza Pública. Eso, con matices es lo mismo que hemos visto en esta ocasión. Veremos cómo sigue.
Algunos analistas se peguntaron, si se trataba de un cambio en la política de ‘Paz Total’ del actual Gobierno. No, se trata de reiterar lo mismo de siempre.
El problema, pero al tiempo lo más diagnosticado y poco realizado, que el Estado haga presencia permanente en los territorios y esto no significa la presencia fugaz de un grupo de ministros o viceministros –ellos sólo podrán estar transitoriamente-, se trata que en esos territorios se implante o se construya el Estado, es decir que toda la institucionalidad estatal, la civil y la militar-policial haga presencia permanente en esos territorios, que esté el juez y el inspector de policía, el médico, el maestro, el policía, el soldado, los funcionarios de la política agraria que adelanten programas de sustitución de cultivos ilícitos y de desarrollo rural, los funcionarios encargados de la construcción de vías, de promover políticas de desarrollo económicos, que atraigan a los empresarios privados; en síntesis, construir Estado en los territorios de manera permanente y para ello no se requieren ni ministros, ni viceministros, ni el Presidente –el sólo irá a inaugurar y hacer una intervención-, porque son los funcionarios de base de las distintas instituciones del Estado los que pueden hacer realidad eso que esperan las comunidades rurales y urbanas de eso que algunos llaman la ‘Colombia profunda’.
Solo de esa manera y claro con políticas públicas claras, estables y con recursos presupuestales; los especialistas dicen hay que modificar el Sistema General de Participación, o hay necesidad de establecer mecanismos claros de coordinación y trabajo conjunto entre los diferentes niveles del Estado, nacional, departamental y local, todo lo cual llevaría a revisar mucha de la normatividad del Estado y cómo coordinar los diferentes niveles; incluso colocar con franqueza si el modelo de excesivo centralismo que tiene el Estado colombiano –en lo político y lo fiscal- es lo adecuado para responder a un país con tan profundas y diversas realidades regionales y que sigue siendo el gran desafío que tenemos los colombianos: ¿cómo poder avanzar hacia una sociedad menos desigual, más integrada y con mayor y mejor democracia?