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Al garete

Presumiblemente, pocos se resistirán a rechazar tan jugosas y atractivas tentaciones, así olviden sus juramentos de depurar el Congreso de las mañas clientelistas.

05 de marzo de 2025
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  • Al garete

Por Alberto Velásquez Martínez - opinion@elcolombiano.com.co

El país está descuadernado. La ética ha sido expulsada de la gestión pública. Los organismos judiciales y de control no dan abasto para recibir diariamente denuncias que conduzcan a abrir indagaciones contra altos funcionarios de dos de las ramas del Estado, la Ejecutiva y la Legislativa.

La semana pasada cerró con las investigaciones que abrió la Corte Suprema de Justicia contra más de 53 congresistas y excongresistas acusados de tráfico de influencias en Invías y la Dian. Lo más deplorable es que el presidente del Congreso, el senador conservador Efraín Cepeda, encabeza esa nueva lista de aforados hacia el patíbulo. Tales actitudes desprestigian cada vez más al Congreso y poco aportan a la normal operancia de pesos y contrapesos, sostén del sistema democrático. Puede que algunos aclaren sus temeridades y eso termine en otro simple escándalo para que sus actores salgan nuevamente en un año a buscar la reelección, la que seguramente alcanzarán por parte de una opinión pública amnésica y delirante.

El elenco de la agitada tramoya nacional lo va completando el gabinete ministerial. Las evidencias diarias de denuncias por trampas que se revelan en sus reuniones, hacen parte del mediocre circo, actuando debajo de la carpa que cubre el caos nacional y cuyos actores en los ministerios incumplen las metas propuestas como gestión de gobierno. Ignoran lo que es eficiencia y pulcritud. Sacan sus enfrentamientos a la luz pública y en ella lavan su ropa sucia. Actores ideologizados, incompetentes, dirigidos por un lunático que confiesa a la prensa internacional que fracasó en su intento de hacer desde el gobierno una revolución, añorando la fracasada que intentó desde el monte.

El único que va saliendo ganador, tercer actor de esas confrontaciones, es Benedetti. Mira cómo sus detractores se destrozan entre sí. Cómodamente sentado a la diestra de su Dios Padre, ve desfilar cadáveres ministeriales. Trabaja con cartas marcadas que empalan a sus contrincantes.

Pero a Benedetti se le suma ya la lista de los 53 congresistas y excongresistas remitida por la Fiscalía a la Corte Suprema para que indague sus audacias. Posiblemente al final de cuentas, todo quedará en una algarabía más. Seguirá el personaje de la querida tierra caribeña paseándose, con chequera en blanco, por entre las curules de los congresistas, conquistando voluntades y votos a través de prebendas en favor de los proyectos de gobierno. Presumiblemente pocos se resistirán a rechazar tan jugosas y atractivas tentaciones, así olviden sus juramentos de depurar el Congreso de las mañas clientelistas. Y el elector, como tiene frágil memoria, vive del cuento y carece de sólida y rigurosa formación como miembro de una opinión pública deliberante, volverá a caer para reelegir a quienes hacen de su curul una fortaleza de canonjías.

Mientras el país, política y fiscalmente, está al revés, ¿se prepara el sector privado nacional para enfrentar una posible –y para muchos inminente– descertificación del emperador Trump a Colombia, dados sus malos resultados en la lucha contra el cultivo de droga y narcotráfico, excomunión que posiblemente acarreará sanciones comerciales, financieras, que nos dejarían en el peor de los mundos?

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