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Columnistas | PUBLICADO EL 20 junio 2020

A Daniela la asesinaron

Por David González Escobar

Universidad Eafit
Ing. Matemática-Economía, semestre 7
davidgonzalezescobar@gmail.com

A Daniela Quiñones la asesinaron. Tenía 23 años. Encontraron su cuerpo en el río Cauca. Todo lo que rodea el suceso sugiere que fue un feminicidio.

Es algo negativo, pero tristemente nos cuesta sensibilizarnos con muchos temas que merecen atención hasta que los percibimos como cercanos. No conocí a Daniela. Pero tengo casi la misma edad, estudiábamos en el mismo lugar. Me descompuso de verdad leer su noticia.

No solo por lo desconsolador de los hechos, sino por las situaciones tan distintas a las que estábamos expuestos. Es algo a lo que no debería ser posible quedarse indiferente, porque el hecho de estar en una posición privilegiada en la que no se perciben los riesgos que Daniela y muchas otras enfrentan día a día es parte de un problema estructural más grande que se debe luchar por cambiar, no minimizar.

Porque yo no sé qué se siente sentir nervios por caminar solo en la calle, porque nunca se me ha cruzado por mi mente que mi elección de vestimenta podría representar un riesgo, porque jamás me toca pensar en quién me va a acompañar a mi casa tarde por la noche. Estudiantes de la misma edad y universidad no deberían estar expuestos a riesgos tan distintos, menos cuando pueden conllevar a este tipo de tragedias. El caso de Daniela fue visible, pero tristemente es la excepción: son muchos más los casos que quedan invisibles, sin resolverse, apilándose como estadísticas.

Muchos como yo tienen el privilegio de no percibir la verdadera dimensión del problema en su día a día, de no incurrir (o no darse cuenta que incurren) en acciones que lo agravan. Sin embargo, seguir indiferente ante algo que no nos afecta es ser parte del problema. Porque no son todos los hombres, pero sí los hombres suficientes como para que la violencia y abuso contra las mujeres sea un problema sistémico.

Hay que escuchar más, reevaluarse, ponerse en los zapatos de quienes reclaman cambios en vez de estar a la defensiva o sentirse atacados. Convencerse de que todo está bien, de que no hay nada por cambiar, es defender las mismas estructuras que hacen parte del problema. Dejemos la indiferencia, aunque sea con pequeñas acciones como reconocer nuestros posibles errores en una columna.

*Taller de Opinión es un proyecto de
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