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40 años de presencia

Quitar el nombre de Antioquia es como si nos diera pena que se sepa que somos solidarios, que nos duele la tragedia en cuerpo ajeno, que estamos listos para auxiliar a los que sufren.

14 de septiembre de 2023
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  • 40 años de presencia

Por Juan Gómez Martínez - opinion@elcolombiano.com.co

Si no explicara de qué se trata la presencia, se quedarían los lectores sin saber el tema que quiero tratar.

Asistí a la celebración de los cuarenta años de la creación de Antioquia Presente (ahora sí saben el tema que me mueve a tratarlo), fue un acto que nos trajo a la memoria los nombres de varios antioqueños que pensaron en la solidaridad con nuestros hermanos colombianos y de otros países que sufrían las consecuencias de fenómenos naturales como ciclones, terremotos, incendios, inundaciones, en fin, destrucciones de ciudades que necesitaban de la solidaridad de los pueblos.

El 31 de marzo de 1983, Jueves Santo, se presentó un terremoto en el sur del país, que destruyó parte de Popayán y otras poblaciones del departamento del Cauca. Varios líderes antioqueños, como Gilberto Echeverri Mejía, presidente de Proantioquia, Nicanor Restrepo Santamaría, en ese entonces gobernador de Antioquia, Juan Felipe Gaviria, alcalde de Medellín y varios dirigentes del sector privado, sintieron la necesidad de unirse para ayudar a a la recuperación física de esa región. De allí nació la Corporación Antioquia Presente que reunió recursos económicos y humanos para socorrer a los afectados de aquel departamento del sur colombiano. Para no dispersar su accionar, escogieron la ciudad de Cajibío para su recuperación física y la autoestima de su pueblo. Designaron al arquitecto Gabriel Jaime Giraldo para hacerse cargo de esta misión, quien viajó con ingenieros, arquitectos, abogados, médicos y otros profesionales y así recuperaron una ciudad y una población que sufrió las consecuencias de aquel terremoto.

Fue un acto de solidaridad antioqueña con otras regiones de la patria. Pero su acción no terminó allí, la corporación se mantuvo viva y siguió participando en la recuperación de varias regiones y pueblos en Colombia y en el exterior.

Antioquia se hizo presente cuando se activó el volcán nevado del Ruiz en 1985 y arrasó con Armero y destruyó buena parte de Chinchiná. Antioquia y su capital, Medellín, también han sentido la mano amiga de esta fundación cuando ha tenido emergencias como la del barrio Villatina, el municipio de Murindó, Fredonia y, en fin, muchas regiones y poblaciones que saben lo que significa la solidaridad de un pueblo.

Estoy de acuerdo con el periodista y colaborador de este diario, Juan José García Posada, quien manifestó su extrañeza, en artículo del lunes anterior, por la supresión del nombre de Antioquia, que le han dado a esta fundación que lleva 40 años auxiliando a los afectados por tragedias naturales. Presente, solamente, no significa nada. Hay que identificar quien hace acto de presencia, quien auxilia al necesitado, quien es solidario.

Quitar el nombre de Antioquia es como si nos diera pena que se sepa que somos solidarios, que nos duele la tragedia en cuerpo ajeno, que estamos listos para auxiliar a los que sufren. Creo que el nombre de quien auxilia es necesario, es justo, es ejemplo para que otros hagan lo mismo. No debemos tener vergüenza de publicar lo que hacemos en beneficio de otros.

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