En 2021 se vendieron más 39 millones de botellas de ron en Colombia, tal como lo muestran las métricas compartidas por la Asociación Colombiana de las Industrias Licoreras (Acil). Esa cifra significó un crecimiento del 50% año contra año en el expendio, pero las cifras de mercado también permiten observar cuál es la marca que más están demandando los consumidores nacionales.
Pues bien, la competencia fuerte en este subcategoría siempre se ha concentrado entre la Fábrica de Licores de Antioquia (FLA) y la Industria Licorera de Caldas (ILC), cada una con una oferta tradicional disponible en los anaqueles de grandes superficies, tabernas y estanquillos. De acuerdo con las cifras de ACIL, la FLA vendió 9,07 millones de botellas el año pasado, mientras que la ILC comercializó 29,4 millones.
“Invasión” de mercado
Lo interesante del ejercicio, es que como dice el viejo adagio: “Nadie es profeta en su propia tierra”, pues en Antioquia se vendieron 11,3 millones de botellas del Ron Viejo de Caldas, mientras que el Ron Medellín se vendió 2,6 millones.
Para Juan Pablo Castaño, director de estrategia de Dislicores, hoy día basta con mirar las diferentes mesas en los establecimientos nocturnos de la capital antioqueña, “en la mayoría hay una botella del Ron Viejo de Caldas”. La pregunta es: ¿por qué la gente prefiere el producto caldense?
“Es un tema de marketing muy fuerte”, respondió Castaño, y añadió que la ILC pone un esfuerzo considerable en comunicar que su ron está preparado con agua de manantiales y sus maestros roneros, los encargados de darle su propio toque, le adhieren esas notas de caramelo que, al parecer, son las que cautivan al consumidor.
Edwin Madrid es un paisa de 35 años que consume este tipo de destilados desde hace tiempo y ha tenido la oportunidad de probar importados y nacionales. A su juicio, el Viejo de Caldas “tiene un color más atractivo y su sabor deja una sensación más agradable”.
“El diseño de su botella también es más llamativo. Y yo creo que es una mezcla de ingredientes la que al final termina por cautivar al cliente. Además, nunca he sentido los síntomas de un guayabo luego de tomar el ron de Caldas”, añadió.
De todas maneras, Castaño explicó que todas las botellas vendidas del Ron Viejo en Antioquia generan unas rentas para el departamento a través del pago de impuestos y, según añadió, ese ataque agresivo al mercado inició hace unos cinco años con la aprobación de la Ley 1816, que permitió la entrada de las industrias licoreras al resto de departamentos. Antes de esta ley, el expendio de los licores nacionales tenía un tinte monopolístico, teniendo en cuenta que solo las fabricas originarias del territorio podían expender ron y aguardiente.
Una vez se diversificó la oferta, conforme con el ejecutivo de Dislicores, el consumidor empezó a encontrar otras marcas con valores agregados diferentes y, obviamente, en una atmósfera de libre competencia la dinámica del mercado tenía que cambiar.
Aguardiente
De acuerdo con los datos de ACIL, en 2021 se vendieron 60,2 millones de botellas de aguardiente por 750 centímetros cúbicos en Colombia, lo que se tradujo en un crecimiento del 14% anual.
En esta subcategoría la FLA sigue reinando —y con una amplia ventaja— teniendo en cuenta que logró vender 33,9 millones de botellas, muy lejos del segundo jugador, la Empresa de Licores de Cundinamarca, que vendió 9,5 millones de botellas.
Con este producto, según Dislicores, acontece algo particular: hay una desaceleración en el crecimiento de sus ventas. Y para corroborarlo basta con mirar los datos de las subcategorías importadas y nacionales. Como se había mencionado, el ron creció 5o% y el aguardiente 14%.
Y conforme con las cifras canalizadas por Dislicores y Asovinos, la importación de bebidas alcohólicas, equivalente a la demanda de los consumidores nacionales, creció 31,7% en el caso del whisky, lo que representa 1,9 millones de cajas por 12 botellas de 750 centímetros cúbicos.
Por su parte, el tequila aumentó 101,2%, equivalente a 401.930 cajas de 12 botellas, siendo la subcategoría que más crece en consumo.