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Pese a que muchas personas vaticinaban que el primer gobierno de izquierda en Colombia preocuparía a las calificadoras, que ya tenían al país en la lupa, Fitch Ratings dio este jueves su voto de confianza y mantuvo la calificación crediticia del país en BB+ con perspectiva estable.
Las Calificaciones Nacionales ‘BB’ indican un elevado riesgo de incumplimiento en relación a otros emisores u obligaciones en el mismo país. Dentro del contexto del país, el pago es hasta cierto punto incierto y la capacidad de pago oportuno resulta más vulnerable a los cambios económicos adversos a través del tiempo.
El primer elemento que resalta la evaluadora para tomar su decisión es el historial de estabilidad macroeconómica y financiera del país “respaldado por un banco central independiente con un régimen de metas de inflación y una moneda de libre flotación. Las calificaciones están restringidas por los altos déficits fiscales, que ya han resultado en aumentos relativamente grandes en la carga de la deuda y los intereses en relación con sus pares ‘BB’, así como una alta dependencia de los productos básicos y cuentas externas más débiles”.
Es de recordar que a mediados del año pasado tanto Fitch como S&P redujeron la calificación de Colombia sacándola del grado de inversión, posición que solo conserva Moody’s.
La calificadora es consciente de que la administración de Gustavo Petro se compromete a impulsar el gasto social con reformas clave en salud, pensiones y otras áreas y de que busca transformar la economía de Colombia al reducir su dependencia de las industrias extractivas mientras se enfoca en la energía renovable, “posiblemente poniendo fin a nuevas exploraciones de petróleo y prohibiendo el fracking, que, de implementarse, podría crear incertidumbres para el sector y socavar la inversión”.
Pero destaca que con la reforma tributaria se podrían generar ingresos del 1,3% del PIB en su primer año y ayude a financiar los aumentos prometidos al gasto social.
No obstante, Fitch espera que las incertidumbres políticas permanezcan durante el próximo año, especialmente porque la agenda de gobierno se centrará en la reforma pensional que es “potencialmente controvertida”.
Y el punto que valora la evaluadora es que “la administración de Petro se ha comprometido a adherirse al marco fiscal y monetario de Colombia, adhiriéndose a la independencia del banco central y la regla fiscal actualizada”.
Justamente en septiembre el ministro de Hacienda José Antonio Ocampo estuvo de correría por las calificadoras explicando el modelo económico que busca este gobierno y cómo se garantizaría el pago de la deuda.
Ajuste fiscal
Del mismo modo, Fitch prevé un déficit fiscal del gobierno general (GG) del 6,7 % del PIB en 2022, solo ligeramente mejor que el resultado fiscal en 2020-2021. “A pesar de la boyante recaudación de impuestos y los altos precios del petróleo, el déficit fiscal de Colombia seguirá siendo elevado en gran parte debido a los subsidios a los combustibles (que se espera alcancen más del 2 % del PIB en 2022) y una cuenta de intereses que está aumentando considerablemente debido a la indexación de una parte de la deuda al aumento de la inflación”.
Fitch pronostica que el déficit de GG caerá al 4,5 % del PIB en 2023 a medida que se sienta el impacto de la reforma fiscal del año pasado, los gastos relacionados con la pandemia disminuyan y los subsidios a los combustibles disminuyan según lo proyectado en el presupuesto, a medida que los precios del petróleo caigan y el gobierno aumente el precio de la gasolina.
Así mismo, la calificadora le apuesta a que la deuda se mantenga estable en alrededor del 60 % del PIB en 2022 a pesar del alto crecimiento del PIB nominal (casi el 20 %), debido al alto déficit fiscal y la depreciación de la moneda.
Fitch espera que la deuda GG/PIB aumente gradualmente durante el período de pronóstico, manteniéndose modestamente por encima de la mediana ‘BB’. Es probable que se necesiten más esfuerzos para reducir el nivel de deuda de manera significativa a partir de entonces.
Soy periodista egresada de la Universidad de Antioquia. Mi primera entrevista se la hice a mi padre y, desde entonces, no he parado de preguntar.