Ni el más pesimista de los analistas tenía en sus cuentas la caída de 0,3% de la economía colombiana en el tercer trimestre (julio - septiembre) de este año, la primera desde finales de 2020, cuando se contrajo 3,5%. Las proyecciones apuntaban a que habría un leve crecimiento entre el 0,1% y el 0,7%, pero la noticia que dio ayer el Dane cayó como un baldado de agua fría para propios y extraños.
Y no es para menos, la desaceleración económica de Colombia se tornó más fuerte de lo esperado. Incluso hay quien ya está utilizando el término estanflación para referirse a lo que pasa, partiendo de que el crecimiento es bajo y la inflación, entre tanto, es alta.
Si bien esta caída del Producto Interno Bruto (PIB) puede analizarse desde varios ángulos, hay tres sectores que describen perfectamente lo que está pasando: el comercio, la industria y la construcción, cuyo ritmo se deterioró 3,5%, 6,2% y 8%, respectivamente (ver infografía).
Dicho sea de paso, esos tres renglones fueron los que más inclinaron la balanza económica hacia terreno negativo y es tan solo una confirmación de varios fenómenos que han venido advirtiéndose a lo largo del año. Por ejemplo, la industria lleva 7 meses consecutivos produciendo menos bienes; las ventas de los comerciantes andan estancadas; y obras como carreteras perdieron el norte.
Como en ocasiones anteriores, el Gobierno Nacional señaló directamente al Banco de la República y su decisión de no bajar las tasas de interés como razón de que las cifras estén en rojo. De hecho, el presidente Gustavo Petro dijo que en este momento hay dos caminos rápidos para reactivar la economía: que el Banrep baje los tipos y que se aumente la ejecución de la inversión pública como medida contracíclica.
A su turno, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, reconoció que “el reporte que está entregando el Dane realmente es malo. Esto quiere decir que todavía estamos sintiendo los procesos de la desaceleración económica”.
Y como ha manifestado en varios espacios últimamente, e incluso en las juntas del Banrep, el titular de la cartera de Hacienda apuntó que “hay que trabajar en la recuperación de la economía y ello pasa por la recuperación de las obras civiles y vivienda”, pero cuestionó que las tasas de interés altas obstaculicen el cierre financiero de los proyectos.
Preocupa el empleo
En su análisis del tercer trimestre, lo primero que hizo el centro de estudios económicos Anif fue resaltar la sorpresa negativa que causó en el mercado la caída del PIB, y en segunda medida reseñar sus dudas sobre el futuro de la economía por tanto los sectores más afectados son los que mayores encadenamientos tienen con otras actividades y al mismo tiempo los que más empleo generan.
Así mismo, Anif no perdió de vista que en el año corrido (es decir, de enero a septiembre) la economía creció apenas 1%, mientras que para esta misma altura el año pasado estaba expandiéndose al 9,2%.
En la misma línea, José Manuel Restrepo, rector de la Universidad EIA y exministro de Hacienda, comentó que la caída del PIB es más alarmante de lo pensado. “La tendencia es muy preocupante y de persistir nos llevaría a una eventual recesión técnica con altos niveles de inflación. La tendencia es de 3% en primer trimestre, 0,4% en el segundo y -0,3% en el tercer trimestre. Haga sus apuestas a lo que sigue”.
Para Restrepo, lo peor del caso es qué pasará con la generación de empleo y los ingresos de los hogares colombianos, y de igual manera el rezago de la inversión, que “viene en caída libre” pues en el primer trimestre del año bajó 8,9%, en el segundo 24,6% y en el tercero se desplomó 33,5%.
Gremios en alerta máxima
Por supuesto, los gremios representativos de los sectores más golpeados salieron a mostrar su preocupación. Del lado de la industria, Bruce Mac Master, presidente de la Andi, enfatizó en la necesidad de que se den las condiciones que permitan fortalecer la confianza para emprendedores e inversionistas en Colombia, y que se reactiven proyectos público-privados de infraestructura, salud o minas y energía.
“Este escenario complejo, no solo de desaceleración sino ya de decrecimiento, debe poner sobre la mesa, una vez más, la necesidad de que el país tome la decisión de crear e impulsar una estrategia de crecimiento económico potente y concreta, que reúna a todos los sectores económicos, responda a la realidad y a las necesidades del país y que se proyecte en el corto, mediano y largo plazo”, dijo.
Desde la orilla de los comerciantes, Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, hizo hincapié en la urgencia de aunar esfuerzos para que el país no caiga en una recesión, “toda vez que los tres sectores con los peores resultados fueron la industria, la construcción y el comercio, que son precisamente los grandes generadores de empleo y grandes aportantes al PIB”.
Mientras tanto, Guillermo Herrera, presidente de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), expresó la zozobra que existe en ese ramo. Según él, las cifras conocidas denotan aún más la necesidad de implementar una estrategia contracíclica efectiva para materializar los anuncios que ha hecho el Gobierno en lo corrido del 2023.
“Reducir la incertidumbre, como la que se genera con medidas que se encaminan a incrementar el predial, y recuperar la confianza de los compradores y empresarios, será fundamental para retomar una dinámica de crecimiento de la economía en el corto plazo”, planteó.
Aterrizaje forzoso
Así las cosas, la economía colombiana encara un complejo remate de año que Anif describe como un aterrizaje forzoso. Es que, según el centro de investigaciones, habrá que poner la lupa sobre cómo el fenómeno de El Niño podría deteriorar aún más los indicadores durante el último trimestre.
Para Credicorp Capital, todo este panorama llevó a revisar a la baja la proyección de crecimiento del PIB nacional este año de 1,3% a 1,2%; no obstante, en el 2024 podría haber un contexto algo más alentador por lo cual estima que hay techo para crecer hasta 2,2%.