José Ricardo Betancur Calle, cofundador y gerente general de Vector Foods, empresa dueña de la marca paisa Monterojo, recuerda que todo comenzó casi por accidente. Junto a sus amigos Alejandro Agudelo, Nicolás Eberl y Ricardo Ramírez, tenían el sueño de emprender, pero sin una idea definida en ese momento.
El primer intento fue la venta de salsas picantes, nacidas de una receta familiar. Con ellas participaban en ferias y vendían a conocidos.
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Para atraer clientes, ofrecían degustaciones con nachos, pero algo inesperado ocurrió: los clientes pedían más los nachos que las salsas. Fue entonces cuando decidieron desarrollar su propia versión de nachos gourmet, marcando el primer gran giro de su emprendimiento.
Del picante a los pasabocas premium
Tras un año vendiendo salsas y nachos, el equipo se dio cuenta de que los snacks tenían una mayor rotación. En 2016 analizaron el mercado y descubrieron que las papas eran la subcategoría más vendida dentro de los pasabocas, con un volumen de 1,2 billones de pesos anuales.
Pese a la competencia con gigantes como PepsiCo y Yupi, decidieron lanzar su propia línea de papas premium: sin gluten, sin grasas trans y sin colesterol.
El impacto fue inmediato. En 2015, cuando solo vendían salsas, facturaron 27 millones de pesos en todo el año. Para 2017, con las papas en su portafolio, alcanzaron los 1.120 millones de pesos en ventas.
“Pasamos de ser emprendedores a empresarios”, dice Betancur, al recordar cómo Monterojo dejó de ser un proyecto incierto para convertirse en una compañía con bases sólidas.
La clave del éxito: diferenciación y estatus
¿Por qué Monterojo se enfocó en el segmento premium? Según Betancur, la respuesta es clara: diferenciación. “No podíamos competir en el ring del precio contra gigantes del mercado. Teníamos que ofrecer algo distinto”.
Mientras las marcas tradicionales competían con promociones, Monterojo apostó por la calidad. Sus productos no solo eran libres de aditivos dañinos, sino que se elaboraban con ingredientes exclusivos, como la sal rosa del Himalaya, 37 veces más costosa que la sal común.
El resultado fue un producto que no solo ofrecía mejor calidad, sino que también apelaba a una necesidad de estatus. “Algunas personas buscan diferenciarse con marcas de celulares, carros o barrios. Nosotros les ofrecimos esa distinción en el mundo de los snacks”, explica.
Los retos de la regulación de alimentos
El camino no ha estado libre de obstáculos. La regulación sobre sellos frontales y el impuesto a los ultraprocesados golpeó a muchas empresas del sector.
Betancour participó en foros solicitando plazos para adaptar los empaques y denunció cómo los cambios repentinos en la normativa llevaron a la quiebra a varios emprendedores. A diferencia de otras marcas que modificaron sus fórmulas para evitar los sellos, Monterojo mantuvo su esencia.
“No agregamos químicos para cumplir con la norma. Nuestros productos ya eran saludables desde el inicio”, afirma. Esta postura les permitió sortear la crisis y fortalecer su imagen en el mercado.
A pesar de los retos económicos del 2024, Monterojo creció un 42% en ventas y alcanzó los 6.000 puntos de venta en Colombia y 1.500 en el extranjero. Su expansión ha llegado a 17 países, incluyendo Estados Unidos, Australia y varios mercados latinoamericanos.
Las perspectivas para 2025
Con un panorama económico incierto y reformas en camino, Monterojo mantiene su enfoque en la innovación. La meta es crecer un 50% en 2025, entrar en al menos tres nuevos países y lanzar nuevos productos que sorprendan al mercado.
“Cuando el mercado está difícil, los grandes competidores se frenan, pero nosotros seguimos adelante. Somos menos adversos al riesgo y eso nos ha permitido ganar terreno”, concluye Betancur.
Con casi 180 empleados y un enfoque en la calidad y el estatus, Monterojo no solo ha construido una marca, sino un legado en la industria de los snacks premium en Colombia y el mundo.
Según Betancur, este éxito se atribuye a la diversificación de su portafolio, incluyendo productos como plátanos, chicharrón carnudo y vinagre de manzana, así como a una estrategia de expansión internacional y fortalecimiento en el canal tradicional.
La expansión internacional de MonteRojo abarca países como Ecuador, Estados Unidos, Aruba, Curazao, Bonaire, Panamá, Australia, República Dominicana y Paraguay.
En 2024, la marca ingresó a mercados como El Salvador, Guatemala, Perú, Venezuela, Puerto Rico y México, y para 2025 la meta es entrar en cinco nuevos mercados.
La innovación es un pilar fundamental para MonteRojo. En su décimo aniversario, la marca planea lanzar productos “increíblemente cool y deliciosos”, manteniendo su compromiso con la calidad y sorprendiendo constantemente a sus consumidores.
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