En las últimas horas se conoció la salida de tres directivos de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC): Octavio Castilla, gerente general de Almacafé, y los gerentes regionales de los departamentos de Huila y Caldas. ¿La razón? La compra de cerca de 7.000 sacos de café que no eran 100% colombianos.
El escándalo se destapó luego de que Buencafé, la fábrica de café liofilizado de la Federación, rechazara un lote comprado por Almacafé al comerciante del Huila, Guillermo Pineda, por $14.300 millones, pues estaba mezclado con café extranjero robusto, un tipo de grano de muy baja calidad que ni siquiera se produce en Colombia.
¿Pero cómo logro este café foráneo camuflarse y pasar los estrictos controles que están obligados a hacer desde Almacafé, la trilladora que se encarga de adquirir el grano y abastecer al gremio?
Una fuente de la FNC reveló a EL COLOMBIANO que todo inició entre junio y octubre del año pasado; sin embargo, las alertas se prendieron apenas en marzo de este 2023.
“El año pasado el precio de la carga de café llegó a $2,5 millones, marcando precios históricos. Y estaba mejor pago que en Ecuador y Brasil. Eso fue muy tentador para esos países y comenzaron a mandar café a Colombia. Hay que recordar que Ecuador produce café arábigo, el mismo que se produce en Colombia, aunque no tiene la misma calidad que el de aquí. Sin embargo, si mezclan, sobre todo cuando el café es expuesto a alta tostión, buscando ‘quemarle los defectos’ al grano, pasa muy fácilmente de agache. Por el contrario, Brasil produce en su mayoría es la variedad robusta, que no se cultiva aquí, pero que es muy utilizado para mezclas y solubles”, explicó la fuente.
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El meollo del asunto está en que el café de tipo robusto se identifica “a plena vista”, pues una de sus características es que son mucho más circulares, amarillentos y, principalmente, la línea que tienen en el centro es recta, no curva como en el caso del arábigo.
“Un café arábigo de otro país, por ejemplo, no se distingue tan fácil. Si lo traen y lo mezclan con el nuestro es muy difícil darse cuenta. Ahí sí tenemos un riesgo. Pero la variedad robusta se saca a puro ojo, no se necesita de expertos ni máquinas para detectarlo. Por eso, cuando lo enviaron a Buendía, haciéndolo pasar como 100% colombiano, y allí hicieron las pruebas de taza (las mismas que se hacen desde Almacafé), se destapó todo”, comentó la fuente.
Y agregó que es esto es grave, pues la promesa de valor de Buendía es que su café es 100% producido en tierras colombianas.
“Ahí lo que se está investigando es hasta dónde no vimos y hasta dónde no quisimos ver, porque la corrupción no se da solo en los gobiernos sino también en las empresas privadas. Hubo alguien en la cadena que no se dejó comprar y ese fue el que alzó la mano (...) Las preguntas que quedan son, ¿qué pasó con los estrictos controles de Almacafé? ¿Cómo ese café pasó esos filtros sin novedad? Hay que responder por el ruido que se generó, porque aunque este no es un café que no se pueda consumir, nosotros desde la Federación no lo podemos trabajar por nuestra promesa de valor”, apuntó la fuente a este diario.
Esta negociación le supuso pérdidas a la Federación por unos $14.300 millones.
Por el momento, según fuentes consultadas por este diario, el comerciante Guillermo Pineda tiene una demanda penal presentada por Almacafé por estafa. Y aunque por estos días estuvo “perdido”, ya se presentó ante el juzgado y compareció.