Una reflexión antes de ponerse sobre la mesa otra reforma tributaria, sea estructural o no, es que se debe cuidar la economía, tener cuidado en los análisis y propuestas.
Si se sobrecarga los estratos medios y bajos con impuestos, se tendrá una disminución en la demanda agregada y, por consiguiente, el cierre de empresas, especialmente las micro y pequeñas, por falta de consumidores y pérdida de competitividad.
De ahí que sea necesario revaluar una aparentemente tímida propuesta de la Comisión de Expertos Tributarios al Gobierno para que tenga en cuenta en el proyecto de ley que presente al Congreso ampliar la base del impuesto al consumo (Impoconsumo).
En el informe final, de diciembre pasado, sus miembros proponen al Gobierno elevar la tarifa de este gravamen a restaurantes y cafeterías del 8 % al 11 %. También sugiere que ese mismo porcentaje paguen las cadenas de comidas rápidas, hoy gravadas con IVA del 16 %. Y también elevaría en tres puntos, hasta 7 %, el Impoconsumo que se cobra por telefonía móvil.
Y no siendo suficiente, la Comisión propone que algunos servicios que hoy están gravados con IVA o excluidos se les cobraría también una tarifa de 11 %: hoteles, gimnasios, peluquerías, loterías, y “en general servicios con establecimientos localizados”.