La gente siempre ha vendido cosas al mejor postor o se las ha comprado a quien hace la oferta más barata. Hoy día cambian de manos en las subastas artículos que valen sumas astronómicas de dinero, no solo objetos domésticos, arte y antigüedades, sino también valores, minerales y energía.
Por sus teorías y aportes para mejorar estos mecanismos de mercado, los estadounidenses Paul Milgrom y Robert Wilson, expertos en “subastas perfectas”, ganaron el premio Nobel de Economía 2020.
En su nota de prensa, la Real Academia de Ciencias de Suecia precisó que Wilson desarrolló la teoría de las subastas de objetos con un valor común, un valor que es incierto de antemano pero, al final, es el mismo para todos. “Wilson mostró por qué los postores racionales tienden a colocar ofertas por debajo de su mejor estimación del valor común: están preocupados por la maldición del ganador, es decir, por pagar demasiado y perder”.
Sobre Milgrom, la Academia indicó que él formuló una teoría más general de las subastas que no solo permite valores comunes, sino también valores privados que varían de un postor a otro.
“Analizó las estrategias de licitación en varios formatos de subasta conocidos, demostrando que un formato le dará al vendedor mayores ingresos esperados cuando los postores aprendan más sobre los valores estimados de los demás durante la licitación”, se lee en la nota.
En 2013 Milgrom y, luego, en 2016 Wilson fueron reconocidos con el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Economía, Finanzas y Gestión de Empresas por sus investigaciones en subastas (ver Antecedentes).