Una taza de café puede llegar a costar hasta 80 dólares en una cafetería de San Francisco, California, en Estados Unidos. ¿La razón? Seguramente es café de gama especial o specialty coffee, comprado en una subasta.
¿Entonces por qué se escucha hablar de una crisis cafetera? Resulta que el precio de la libra del grano en la Bolsa de Nueva York ha llegado a estar, incluso, a 86,6 centavos de dólar, como fue el caso del pasado siete de mayo, cuando tocó mínimos históricos (ver Para saber más).
Esto ha obligado a los productores a migrar a otros mercados, como el de las subastas. Allí, el precio que pagan los consumidores por una libra de café especial ha llegado a rozar los 150 dólares.
Para tener un café especial, los productores reciben asesoría desde la Federación Nacional de Cafeteros. Allí se promueven iniciativas para que los cultivadores puedan acceder a estándares sostenibles y llegar a segmentos del mercado de los especiales.
Según la entidad, este tipo de granos son diferenciados por características de origen, preparación o sostenibilidad ambiental en su producción.
“Esta diferencia es atractiva para los consumidores en el mundo y por eso están dispuestos a pagar un mayor precio”, dijo Álvaro Jaramillo, director del Comité Departamental de Cafeteros.
El servicio de extensión, nombre que recibe el programa de la Federación, es el encargado de promover estas iniciativas mediante recomendaciones de buenas prácticas en el cultivo y la sostenibilidad de la finca.
Sumado a esto, identifican las zonas y los productores potenciales, además de prestar asesoría técnica especializada para que los productores cumplan con los requisitos exigidos por los diferentes sellos y códigos de conducta, con la meta de que obtengan la certificación o verificación que acredite su café como especial.
“Nosotros hacemos el concurso de ‘Colombia, tierra de diversidad’ para poder premiar un tipo de café y sacarlo a subastas. Es como seleccionar las mejores obras de arte y los curadores luego pagan por ellas”, agregó Jaramillo.