Anualizada a junio, la inflación se trepó a 8,60 %, y más allá de los incrementos que supone sobre el costo de vida de los colombianos, les tocará el bolsillo en 2017, al tiempo que desborda las cuentas del Gobierno, del Banco de la República, de los analistas mercado y de los que también hacen mercado.
Pero, ¿cómo?, si aún estamos en junio. Si las cuentas le salen al ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas y, como lo planteó en el Marco Fiscal de Mediano Plazo, la inflación cerraría el año con una tasa anual de 6,5 %.
Por una parte, los empresarios tendrán que empezar a hacer cuentas con el salario mínimo para el próximo año pues el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que mide la inflación, es la base para la negociación del incremento.
Asimismo, la tasa anual tendrá un impacto sobre los costos operativos de transporte, por ejemplo, en los peajes.
La Encuesta de Opinión Financiera hecha por Fedesarrollo esperaba que la inflación anualizada se ubicara a junio en 8,34 % y todavía estima que al final de año se ubique en 6,5%, al igual que el Gobierno.
Aún así, los ciudadanos tendrán que sacar la calculadora para enfrentar la llamada indexación. Habrá que prepararse desde ya a percibir un incremento en los arriendos de, al menos ese 6,5 % y como a todos los que viven en alquiler no les sube desde enero la tarifa, ese es un costo que se siente sobre la canasta del IPC durante todo el año. Y no solo eso, también se ajustan los costos de educación (matrículas), además del transporte, los peajes y la lista sigue.
Con eso claro, la siguiente pregunta: ¿por qué no bajará más rápido la inflación? Primero, porque el precio de alimentos, si bien muestra menos presión al alza, sigue en niveles muy altos, de 14,3% en el dato anualizado y su corrección será lenta.
Así lo cree el Bbva Research, pues asegura que para junio, “registra una desaceleración, pero componentes como el de carnes siguen hacia arriba. Lo destacable es que precios de los perecederos muestra una baja”.
A pesar de esto, el reporte a junio mostró alimentos con variaciones anualizadas de 78 %, como el caso de la cebolla o la papa, con 65,6 % (ver gráfico).
Incluso, el efecto del paro de camioneros que ya completa 31 días se verá reflejado en este grupo de gasto. “Esta inmovilización se reflejará en el costo de vida, justo cuando ha mejorado la oferta de alimentos en el país”, aseguró Rafael Mejía, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC).
En segundo lugar, el dólar no da tregua. La transmisión de la devaluación del peso colombiano sigue afectado los precios y los analistas de Casa de Bolsa creen que aún cuando los niveles de la divisa norteamericana no toquen los máximos de 3.400 pesos que vimos en el inicio de año, “no significa que el IPC para los bienes transables baje”.
Según la comisionista, lo que se reduzca del IPC por cuenta de alimentos tendrá un contrapeso por cuenta de la devaluación. Lo que promete es inflación alta y más ajustes macroeconómicos (ver Cómo funciona).