-
Hay semanas en las que un mensaje que se vuelve recurrente tiene la capacidad de sacar de quicio a miles de personas que esperan un vuelo: “El Aeropuerto tiene restricción para el despegue y aterrizaje de aeronaves, debido al banco de niebla que se registra”. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
El anuncio a través de redes sociales es del operador del José María Córdova, y a renglón seguido, hacen el conteo de los vuelos afectados tras una madrugada con traumatismos para iniciar operación. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
En el último mes, por cuenta de este fenómeno meteorológico, el José María Córdova ha amanecido siete veces con restricciones para iniciar su operación, afectando a por lo menos 166 vuelos entre retrasos, cancelaciones, sobrevuelos y desvíos. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
Esto por mencionar solo la afectación de las primeras horas, sin hablar de la cadena de vuelos con itinerario alterado durante el resto de la jornada. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
Aunque durante la mayor parte del año la operación del José María Córdova goza de condiciones favorables, también debe sortear en un número considerable de días las dificultades que le imponen las condiciones meteorológicas adversas, y particularmente esos bancos de niebla. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
El fenómeno que ocurre por una sumatoria de factores que incluyen la altura y características de la cadena montañosa que forman el Valle de San Nicolás, la latitud a la que se ubica el aeropuerto, la propia ubicación de la pista y el comportamiento del clima que facilita la formación de esa llamada niebla del valle que se agarra del suelo y puede tardar días en levantar. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
Cuando esto ocurre, al personal de tránsito aéreo tanto en torre de control como en sala radar tiene que echar mano de la experiencia y hasta la recursividad para reducir los traumatismos, mientras que el personal del aeropuerto hace lo propio para mitigar el despelote que se forma con vuelos retrasados. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
Aunque cada vez que aparecen condiciones meteorológicas adversas en el José María se piensa en las afectaciones de los pasajeros, otro grupo que padece como pocos estas condiciones son los controladores aéreos. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
Óscar Pérez, líder de la subdirectiva de Rionegro que integra la Asociación Colombiana de Controladores de Tránsito Aéreo, señala que no solo es la terca niebla que se posa sobre la terminal aérea en las mañanas la que los pone en aprietos para garantizar la operación del aeropuerto que movilizó más de 12 millones de pasajeros en 2023 en casi 91.000 operaciones aéreas. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
Los aviones en el José María, cuando hay bancos de niebla, solo pueden despegar con 1.600 metros de visibilidad. En Rionegro la visibilidad se ha reducido hasta escasos 150 metros. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero.
Bancos de niebla y falta de luces de protección de la pista tienen en jaque la operación del Aeropuerto José María Córdova
En el último mes, la operación matutina en Rionegro se ha visto afectada siete veces por la niebla.