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Las autoridades judiciales de Brasil solicitaron la extradición de Hugo Orlando Sánchez Jiménez, alias Romario, el capo que es señalado de formar parte de una estructura delincuencial brasilera y que capturaron el pasado 18 de agosto en Medellín.
Este hombre, de 54 años, estaría a cargo de la distribución de cocaína en altas dosis en Brasil, Colombia, Bolivia y Perú para posteriormente enviarla a África y Europa. Además, serviría como enlace entre las organizaciones criminales de Colombia y Brasil.
Según dio a conocer el diario El Tiempo, la solicitud de extradición se fundamentaría en establecer si tuvo vínculos con el crimen del fiscal paraguayo, Marcelo Pecci, ocurrido el 10 de mayo del año pasado en Cartagena, mientras disfrutaba en el mar de su luna de miel, pues estaba recién casado.
Esta solicitud se hace pese a que, al ser considerado uno de los criminales de mayor peligrosidad en territorio brasilero, las autoridades de ese país solicitaron su expulsión en el 2019. Además, se le impuso una prohibición para volver a Brasil de 37 años, siendo esta la sanción más alta.
Entérese: Alias Romario, presunto poderoso capo del narcotráfico en Brasil, fue capturado en Medellín
Desde Brasil también señalaron que no entienden cómo durante cuatro años pudo continuar delinquiendo, pese a que en Colombia también contaba con reseñas judiciales.
La captura de Sánchez Jiménez se produjo en un gran operativo, denominado Arcadia, en el que participaron la Policía de Colombia, el centro de Cooperación Policial Internacional de Río de Janeiro y la Policía Federal de Brasil.
Las autoridades señalaron que el Primer Comando de la Capital, conocido como PCC, nació en la década de los noventa y se comenzó a fortalecer hasta llegar a ser una de las pandillas carceleras más peligrosas del mundo, tanto así que comenzó con unos cuantos presos y actualmente es considerada una red trasnacional del delito.
Según InSight Crime, una fundación dedicada a la investigación y el análisis del crimen organizado en América Latina y el Caribe, “el PCC opera de forma similar a una cooperativa criminal o una sociedad secreta. Este modelo organizacional confiere a sus miembros una autonomía considerable y les da acceso privilegiado a recursos criminales, como préstamos, armas, protección colectiva y una red de contactos que estimulan la economía criminal”.
Periodista por pasión. Me gusta contar las historias de la ciudad desde todos sus puntos de vista y mostrar lo bueno y lo malo de nuestra realidad.