Por José Guillermo Palacio
El doctor Rafael Isaza González ha partido. Era un genio en hacienda pública, sus libros sobre impuestos son de obligada consulta en las facultades de economía, grandes empresas y altas esferas del Estado. Fue un ser intachable, estricto en el cumplimiento del deber, la honradez y la moral. Con su adiós para siempre, Antioquia y Colombia pierden a una de esas personas que solo surgen luego de varias generaciones. La vida encendió su espíritu en 1932, su llama se apagó la tarde del pasado jueves, luego de 91 años de una vida ejemplar.
Todas aquellos que lo conocieron, humildes ciudadanos, empresarios, banqueros, académicos, ministros, jefes de Estado, se referían a él como “doctor Isaza”, aunque en realidad podía describirse como una suerte de padre, excelente consejero y el amigo incondicional que te sorprendía por su sencillez, amabilidad, respeto y humildad.
A comienzos de la década de los años 60 del siglo pasado fue decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Antioquia, cargo que ocupó por varios años. Participó en la fundación del grupo Tema Libre, de EL COLOMBIANO, promovido por el exdirector y editorialista del diario , Alberto Velásquez Martínez (1978), con el objetivo de debatir y presentar a los lectores temas macro del acontecer nacional, regional y local.
Además fue asesor y consultor imprescindible en temas tributarios de EL COLOMBIANO y algunas de las más destacadas empresas de Colombia y Antioquia, entre muchas otras, Bavaria, Grupo Sura, Bancolombia, Carvajal, Industrias Extra, Microplas, Grupo Orbis, Banco Superior, Coltejer, Tejicondor (...).
Durante los 32 años que sesionó Tema Libre Isaza hizo parte del mismo. “Todo un imposible verlo faltar a una de las reuniones del grupo. Era el único miembro vivo del grupo fundador del que hicieron parte además, Nicanor Restrepo Santamaría, altos jerarcas de la iglesia, líderes políticos, empresariales, académicos (...)”, dice Velásquez.
Por más de medio siglo (hasta 2021, a la edad de 89 años) fue columnista de EL COLOMBIANO. Ningún tema ni problemática de interés ciudadano escapaban a su columna. Su estilo era de una practicidad absoluta, didáctico, certero y de comprensión asombrosa, incluso cuando criticaba las galimatías con las que el Gobierno pretendía explicar a los ciudadanos sus deberes en materia de impuestos.
Cercano a Lleras Restrepo
Cuando el líder liberal Carlos Lleras Restrepo, uno de los más destacados estadistas de la historia del país, fue elegido presidente de Colombia, (1966-1970) no dudó en sacar a Isaza de la academia para nombrarlo director de Impuestos Nacionales.
La relación entre ambos fue más allá. Se hicieron grandes amigos. Prueba de ello fue la correspondencia que mantuvieron por décadas para abordar la complejidad del país, compartir visiones sobre literatura, historia, arte, política y asuntos de la vida cotidiana.
En los tiempos en que Alberto Velásquez fue embajador de Colombia en España, el expresidente Lleras Restrepo pasaba por la sede diplomática en Madrid para preguntarle si tenía noticias sobre Isaza y su familia en Medellín.
En asuntos tributarios, Velásquez pone a Isaza en el mismo nivel de Esteban Jaramillo, considerado la más alta autoridad en esa materia en Colombia. “Jaramillo fue ministro de Hacienda en varios periodos presidenciales, liberales y conservadores. Los libros de Isaza sobre impuestos son de consulta obligatoria en las facultades de Economía, públicas y privadas”, sentencia Velásquez.
Maestro de jóvenes
Unidas al amor por su familia, al doctor Isaza lo movían otras dos grandes pasiones. La educación bilingüe, con calidad, para los jóvenes y las palomas mensajeras.
En el primer tema deja como herencia su entrega, por décadas, al fortalecimiento académico del Colegio Bilingüe Colombo Británico, de Envigado, institución en la que se le rindió su última despedida con una misa. “La figura del doctor Isaza no podía separarse del nombre del colegio. Era una relación tan fuerte que todo aquel que buscaba un cupo en la institución para sus hijos acudía a Isaza como si se tratara del dueño de la misma”, comenta Velásquez.
Mensajeras
Casi imposible encontrar a alguien más comprometido y apasionado por las palomas mensajeras que el doctor Isaza. En los años 40 del siglo pasado, como alumno del Colegio San Ignacio de Medellín, tuvo su primer contacto con estos ejemplares, gracias a los sacerdotes jesuítas, quienes las habían importado desde Europa.
En la década siguiente fundó la Asociación Colombófila Antioqueña (ACA), luego la Federación Colombófila Colombiana y la Asociación de Amigos de las Palomas para fomentar la afición en Antioquia y Colombia. En cada uno de sus viajes al exterior agendaba visitas a los más importantes palomares de Estados Unidos y Europa para adquirir ejemplares de excelente estándares físicos y competitivos. Los reproducía en Medellín en su palomar Las Campas, del El Poblado, para luego obsequiar los pichones a otros aficionados. Aunque invertía importantes sumas en la compra y entrada al país de las palomas, jamás le vendió una paloma a nadie. Lo suyo era compartir el hobbie y fomentar la colombofilia.