Justo una semana antes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, la abogada nominada por el presidente Donald Trump para ser magistrada de la Corte Suprema de Justicia, Amy Coney Barrett, fue confirmada en ese cargo por el Senado. Ayer, con 52 votos a favor y 48 en contra, el Legislativo aprobó su designación.
Con esto, se consolidó en el máximo tribunal una mayoría conservadora, con seis jueces republicanos y tres demócratas. Actualmente, el Partido Republicano no solo tiene la presidencia del país, sino que además son mayoría en el Senado, con 53 escaños. Ahora, su cuota de poder también está en la Corte Suprema.
Barrett llega al máximo tribunal para reemplazar a Ruth Bader Ginsburg, un ícono feminista que trabajó por causas progresistas y que falleció el 18 de septiembre. Y aunque los demócratas pidieron que la decisión de quién ocupará su escaño se aplazara para después de los comicios, la aplastante mayoría republicana sacó adelante la iniciativa.
La nueva magistrada se aleja de las convicciones de Ginsburg: se opone a la interrupción voluntaria del embarazo, al obamacare (el sistema de salud que estableció el exmandatario), está a favor del porte de armas y de estrictas políticas migratorias.
¿Qué está en juego?
Las decisiones que tome Estados Unidos deben estar en el marco de la Constitución y quien decide si están dentro de los límites de la carta magna es Corte Suprema de Justicia, que puede reversar una decisión judicial o Ejecutiva, o derogar una ley.
Sin ir muy lejos, en julio de este año ese tribunal fue el encargado de tumbar de decisión de Trump de terminar con el programa que protegía a más de 650 mil hijos de migrantes indocumentados, conocidos como los “dreamers”.
El director del programa de Ciencias Políticas de la Universidad de la Sabana, Cristian Rojas, comenta que esta nueva jueza va a impactar a toda una generación pues, con 48 años de edad, Barrett podría ser magistrada durante más de treinta años porque ese cargo es vitalicio. Esto significa que está vigente hasta que renuncie o muera.
Así las cosas, Rojas asegura que no se espera una interpretación de la Constitución basada en teorías progresistas, sino una argumentada en el ooriginalísimo. Es decir, con una lectura literal que busca los deseos de quienes la redactaron.
Aunque Barrett fue nominada por el presidente Trump porque tienen afinidad en una línea de pensamiento, el experto manifiesta que ni la Corte ni los jueces son de bolsillo, pues cada uno mantiene su independencia e, incluso, algunos jueces conservadores a veces votan con los liberales. Un ejemplo es el magistrado John Roberts, quien la semana pasada respaldó el obamacare a pesar de ser republicano.
“Se podría pensar que los conservadores ya tienen la mayoría en la Corte, pero hay jueces que a veces votan alejándose de ese grupo. Barrett puede significar ese voto que puede faltarle a la mayoría conservadora cuando alguno de ellos no esté alineado”, explicó Rojas.
Qué sigue para el presidente
Mauricio Jaramillo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, afirma que si Trump es reelecto, viene una época de respaldo importante para muchas iniciativas de los sectores más radicales del Partido Republicano. “Uno pensaría en una hegemonía del republicanismo con el respaldo de la Corte Suprema, todo lo contrario a lo que venía pasando en los últimos años”, afirmó.
En otro panorama, si Joe Biden es elegido como presidente, Rojas asegura que tendría problemas para ejecutar medidas ambiciosas que la Corte pueda considerar inconstitucionales desde una lectura originalista, que es la que suelen manejar los jueces conservadores.
Si en el siguiente periodo presidencial llega a faltar otro juez y es necesario hacer otra elección, ese escenario podría equilibrar la Corte o acentuar la diferencia. “Por ahora, es previsible que el juez Breyer, quien es liberal y tiene 82 años, abandone la Corte en los próximos cuatro años”, vaticina Rojas.
La confirmación de Barrett como jueza puede ayudar a Trump en los comicios porque en la campaña de 2016 prometió poner a jueces conservadores en Corte Suprema de Justicia. Un compromiso que acaba de consumar, a solo una semana de definir su reelección
